MARTIN


Notable por donde se lo mire. Con sus juveniles 88 años, el actor Norberto Martín protagonizó anoche en Casa de Arte Doña Rosa, Colón 279, Quilmes, la obra del doctor Eduardo Protto "Rosas, el fin.... (un ensayo).
El elenco estuvo integrado, además de Martín, por el propio Eduardo Proto como Prieto, Horacio Piazzardi como mazorquero, Ana Inés Gallardo en el rol de Mary Ann y Angel Uriona interpretándose así mismo como payador.
La pieza encara los últimos días en la vida del "restaurador de las leyes", Juan Manuel de Rosas, en Southampton, Inglaterra.
Prieto, periodista del diario La Nación, viaja a Inglaterra en barco y se acerca al lugar donde vive Rosas para entrevistarlo y conocer el pensamiento de quien fuera gobernador de Buenos Aires durante muchos años hasta la derrota en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852.
Rosas cuenta sus sentimientos, su vida en el país europeo, los recuerdos de Buenos Aires, la vida campesina, la estancia Los Cerrillos, sus gauchos federales "los colorados del Monte" y todo lo que hace a quien recibiera el sable de San Martín  -también exiliado, pero en Francia- por su defensa de la soberanía nacional en la batalla Vuelta de Obligado, frente al Paraná, combatiendo a la armada anglo francesa.
La obra tuvo como director general y puesta en escena al alma mater de Casa de Arte Doña Rosa, Gustavo Castignola.
Precisamente el director relató que se trata de una experiencia teatral distinta y apasionante, que surgió de una charla ocasional sobre un cuento de su amigo, Eduardo Protto.
Imaginó a Norberto Martín interpretando al Restaurador de las leyes, sabiendo que esto sería un acierto histórico.
Castignola califica a Norberto Martín como un mito viviente del teatro quilmeño, representando a Rosas, el gran caudillo de la historia argentina que aún sigue moviendo pasiones encontradas.
La pieza está planteada como un ensayo. Se trata de convencer a Norberto Martín, haciendo de sí mismo, de ponerse en la piel de Rosas, y como Martín duda -sus 88 años pueden conspirar para el desarrollo de la acción teatral- se lo convence, explicándole que tendrá siempre a su lado a un fiel compañero, como Horacio Piazzardi, en el rol del mazorquero, que irá dándole letra o apoyándolo cuando sea necesario.
Con ese recurso la historia transita distintas etapas de la vida de Rosas. Martín logra compenetrarse en el personaje y hace los altos necesarios para tomarse el tiempo y volver a empezar el personaje.
Ramiro Suárez ha sabido producir interesantes imágenes de los tiempos de Rosas.
En algún momento se habla de tierras del restaurador en los "pagos de Quilmes", no hay que olvidar que Quilmes en esos tiempos del siglo XIX pertenecía al pago de Magdalena. Incluso vale recordar aquí que Carlos Malano, quien supo tener negocio de deportes -Carlitos Sport- en la calle Rivadavia decía que donde vivía, en Derqui casi Brandsen, era una casa que había pertenecido a Rosas, y contaba con caballerizas.
Volviendo a la pieza, Rosas cuenta sus sensaciones del poder, la gloria, la intolerancia, defiende la lucha de federales contra unitarios y resalta, casi con ternura, que los patriotas argentinos han tenido destino de exilio.
No parece explicar con demasiada convicción el hecho de ser albergado por Inglaterra, cuando su destino era la muerte si se quedaba en el país, porque desde Buenos Aires luchó precisamente contra el invasor inglés.
Mueve y conmueve la actuación de Norberto Martín, un grande del teatro quilmeño. 88 juveniles años con las tablas como epicentro.
Vale invitar al público a acercarse a las representaciones de esta pieza, que será los viernes y domingos, el próximo no por la final mundial. El espectador se verá reconfortado y terminará destacando la pasión por el arte escénico de alguien que junto a otros idealistas fundó el teatro Luz y Sombra allá por 1949. Han pasado 65 años y la pasión sigue firme.
Y Casa de Arte Doña Rosa continua marcando hitos en la cultura quilmeña, con quince años de cultura popular.

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