CORPUS CHRISTI


La diócesis de Quilmes vivió la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo el lema "Jesús Eucaristía, alimento, vida y paz".
La celebración se realizó en el gimnasio del colegio parroquial y tras la misa, presidida por el obispo Carlos Tissera, y concelebrada por un centenar de sacerdotes y diáconos, el pueblo diocesano caminó por las calles acompañando a la Custodia del Santísimo Sacramento que el obispo llevó en sus manos hasta el hospital interzonal El Cruce, donde se hizo una sentida oración comunitaria por los enfermos, sus familias y los trabajadores de la salud.
Finalizada la ceremonia el obispo depositó la Custodia del Santísimo Sacramento en la capilla que está dentro de este centro de salud.

La homilía

En su homilía el obispo Tissera recordó que Jesús habla en el Evangelio de que El hace alimento por y para nosotros.
Recordó el prelado que Jesús Eucaristía es Vida y es Paz. 
"Es bueno preguntarnos si buscamos ser saciados por este alimento que Dios nos da. El mundo nos tienta con alimentarnos con otras cosas, muy sabrosas a la vista, aparentemente buenas y atractivas, pero que no nos dan vida. Esos ídolos que nos deslumbran pero que nos dejan hambrientos e insaciables, como son el dinero, el éxito, el poder, la vanidad, el orgullo.
Al hablar de Jesús Eucaristía como Paz, recordó que "en estos días, en nuestro país, estamos viviendo momentos cruciales para el futuro económico y social a raíz del fallo adverso de la Suprema Corte de los Estados Unidos en el proceso de reestructuración de la deuda externa del país. Es la expresión de un sistema financiero fundado en la especulación y la avaricia, y no en el progreso equitativo de los pueblos. No se puede pagar la deuda con el hambre del pueblo.
Más adelante reprodujo palabras del Papa Francisco ante los miembros de un Congreso promovido por el Pontificio Consejo Justicia y Paz: "Es importante que la ética reencuentre su espacio en las finanzas y que los mercados se pongan al servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad. No podemos tolerar más que los mercados financieros gobiernen las suertes de los pueblos en vez de satisfacer sus necesidades o que unos pocos prosperen recurriendo a la especulación financiera mientras muchos padecen las consecuencias. La innovación tecnológica ha aumentado la rapidez de las transacciones financieras pero ese aumento tiene sentido si se demuestra capaz de mejorar la capacidad de servir al bien común. En particular, la especulación sobre los precios de los alimentos es un escándalo que acarrea graves consecuencias en el acceso a la comida de los más pobres. Es urgente que los gobiernos del mundo entero se comprometen a poner a punto un marco internacional capaz de fomentar el mercado de la inversión con alta repercusión social para poder contrarrestar así la economía de la exclusión y del descarte.
Sigue diciendo el Papa: "El necesario realismo de la política y de la economía no puede reducirse a un tecnicismo privado de ideales, que ignora la dimensión trascendente del hombre. Cuando falta esta apertura a Dios, toda actividad humana se vuelve más pobre y las personas quedan reducidas a objetos de explotación. Sólo si aceptan moverse en el amplio espacio asegurado por esta apertura a Aquel que ama a cada hombre y a cada mujer, la política y la economía conseguirán estructurarse sobre la base de un auténtico espíritu de caridad fraterna y podrán ser instrumento eficaz de desarrollo humano e integral y de paz.
"Al caminar por las calles, celebrando a Jesús Eucaristía alimento, vida y paz alabemos a Dios que nunca abandona, que sigue caminando con nosotros, que sigue creando y alimentando la fraternidad entre nosotros y entre los pueblos. La Madre de Dios nos acompañe en el camino, y nos muestre siempre a Jesús" concluyó monseñor Tissera.

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