TITO INGENIERI

Una nota publicada por el diario Perfil de ayer habla de la pareja integrada por la actriz y cantante Elena Roger y el actor Mariano Torre, creadores del emprendimiento denominado Nave Tierra.
La periodista Martina Arenillas refiere la casa autosustentable que diseñaron en Ushuaia, Tierra del Fuego, alertando que a pesar de que no se puede habitar "por una cuestión legal", la propiedad fue construida con neumáticos, botellas y paneles de lavarropas.
En Quilmes hace recordar a la casa en el río del artista Tito Ingenieri, que sumó varios millones de botellas para una construcción que tiene muchas de las características de lo que es la Nueva Tierra.
Tanto Torre como Roger recuerdan que vivieron en este tipo de construcciones en Nueva México y las probaron en verano e invierno "para ver si funcionaban en la práctica".
Con el puente de una ONG denominada Grupo NAT -una organización dedicada a desarrollar nuevas tecnologías para optimizar el cuidado del medio ambiente- se realizó la Nueva Tierra en la capital fueguina.
Vale recordar que el actor es oriundo de Ushuaia y la construcción cuenta con 350 neumáticos, cuatro mil botellas de vidrio y treinta paneles de lavarropas usados como tejado de la vivienda.
Nave Tierra, dice la nota, no puede habitarse porque los materiales utilizados no están legislados para la construcción.
Las paredes están hechas de neumáticos y los que visitan el lugar se sorprenden "por lo hermosa de la construcción y la sensación de bienestar que produce".
Asimismo los visitantes se conmueven cuando los guías explican "cómo es el funcionamiento, cómo las aguas se reutilizan, cómo las plantas están dispuestas para generar oxígeno y limpiar el aire" sostiene el actor Torre.
En Quilmes, en la calle Los Naranjos desde hace años sorprende la vivienda de Tito Ingenieri, la famosa "casa de las botellas", que también tiene otros materiales no convencionales. Una vivienda que sorprende gratamente al visitante que se acerca a la ribera, donde el propio Tito es el encargado de mostrar la casa y contar cómo la fue haciendo durante tantos años, lo que constituye orgullo quilmeño, una idea que es pionera en el país y que no tiene demasiados ejemplos en el mundo.

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