THOMPSON

A 25 años del fallecimiento del Negro Thompson, se realizó un homenaje en el cementerio municipal de Ezpeleta, descubriéndose una plaqueta.
Carlos Alberto De Godoy, más conocido como el Negro Thompson, fue líder de la hinchada quilmeña y fue recordado por sus compañeros de esos tiempos, especialmente por Cachi, quien destacó su figura.
Vale mencionar que en aquel partido que Quilmes perdió con Boca en la noche de reyes del 5 de enero de 1983, hubo incidentes fuera del estadio y al Negro Thompson le achacaron el crimen de un hincha de Boca.
Hubo un juicio, en el que el Negro fue prácticamente condenado sin ser juzgado. Su foto apareció en los medios y no se le dio posibilidad de reacción.
Tras esconderse unos días, se entregó a la justicia e ingresó a la cárcel a la espera del proceso. Thompson tenía ese apodo por el parecido con el boxeador panañemo Luis Federico Thompson, radicado en la Argentina y de exquisitas condiciones.
 El Negro tenía una cicatriz bien visible en el rostro, que lo marcaba a fuego. Era un referente de los capos de las hinchadas y solía aparecer en los estadios donde jugaba Quilmes.
Pero ese día no fue a la cancha, y eso fue ratificado por distintos testimonios. En ese sentido el Diario El Sol de ese tiempo se convirtió en una tribuna, donde se sumaban testimonios asegurando que el Negro no había ido a la Boca. "Cómo voy a subir las escaleras con el dolor de espaldas que tenía" sostuvo Thompson a todo aquel que le preguntaba.
Ese lumbago, decía, le impidió concurrir. Sin embargo, su imagen era muy conocida y se transformó en una especie de chivo expiatorio.
Fue tal el poder de la defensa de los abogados penalistas Oneto y Bianchi que el juez de primera instancia decidió absolverlo.
Cuando salió de Caseros fue a la redacción de El Sol y en el escritorio del propietario, José María Ghisani, se desparramó para mostrar su angustia por el tiempo en la cárcel. Con lágrimas en los ojos decía: "Hermanito, esto de la cárcel no se lo deseo ni al peor enemigo".
La causa no quedó ahí. Hubo apelación y después de un tiempo la Cámara respectiva revocó el fallo del juez y lo condenó a nueve años de prisión. Alertado, pudo irse del país antes del fallo y según se dijo se radicó en Brasil (otros sostenían que estuvo en Paraguay).
Años después regresó al país y a Quilmes. Allí instaló un comercio de verdulería, llamado Los Cerveceros.
Hubo alguien que reveló dónde estaba y volvió a la cárcel, donde murió el 6 de marzo de 1989. Se dijo que la muerte lo encontró jugando al fútbol en Villa Devoto, a raíz de una insuficiencia cardíaca.

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