QUILMES-ARSENAL


Para Arsenal es un clásico, para Quilmes no. Pero cada vez que juegan Cerveceros y los del Viaducto, el club fundado por los Grondona allá por 1957, se arma una auténtica polémica digna del término clásico, aunque sea zonal. Algo así como pasa cuando juegan Quilmes y Defensa, cosa que hoy no se da pero sí puede producirse si Quilmes matiene la categoría y los varelenses ascienden.
Como ganó Quilmes desde Arsenal se puso en marcha toda la maquinaria para dar lugar a las sospechas, desde el llamado del técnico Cervecero, Ricardo Caruso Lombardi al árbitro Luis Alvarez el día anterior al partido, haciéndole recomendaciones, hasta las quejas de los futbolistas de Arsenal de que el árbitro los sacó de quicio.
Así las cosas, ganó Quilmes, pudo haber sido empate o incluso ganar el local, con esa fórmula tan propia del conjunto de Gustavo Alfaro de tirar centros o de aprovechar las jugadas de pelota parada.
Precisamente con una jugada de este último calibre llegó el gol de Martínez -como dijo el Chori Calderón en el diario Popular, Quilmes le hizo beber a Arsenal de su propia medicina- y el cierre fue sobre el final con el gran pase de Leandro Díaz para que Sergio Hipperdinger concretara su primer tanto en primera.
Grondona, Meiszner, Alfaro, Aníbal Fernández, apenas algo más de diez kilómetros de distancias entre club y club sirven para condimentar este encuentro que en cada versión suma sus polémicas.
Quilmes festejó una victoria fundamental para soñar con la permanencia, sobre todo porque hubo quienes incluso antes "firmaban el empate" y ahora sacan a volar los bolsos con los tres puntos adentro.
Caruso había dicho que cuando llegó el equipo estaba "hecho mierda" y aseguraba que iba a ser muy difícil levantarlo, recomponiendo las piezas sueltas de un rompecabezas que armó el Chango Vivas y que fue desarmando el propio iniciador, luego seguido por Blas Giunta, que se fue echado cuando quemaba el fuego del descenso.
Sergio Hipperdinger, el chaqueño, fue sincero cuando habló de Caruso. "No sé qué tiene Caruso, debe ser mago, porque hizo cambiar todo y ahora estamos en el buen camino".
Algo de razón tiene el pibe, que anotó su primer gol en primera. "Aquí van a jugar los que mejor estén. No se puede hablar de poner a los pibes porque Hipperdinger, Pérez Godoy, Bontempo, Alegre, Matías Morales ya no son chicos. Son edades de primera y si bien no tendrán demasiada experiencia en primera, ya tienen edad para demostrar lo que pueden dar".
Caruso pone a los pibes cuando no hay más remedio, pero también redescubre a los grandes que venían bajoneados con los anteriores técnicos. El caso más evidente que se vio ayer fue Leandro Díaz, quien retomó su mejor nivel y coronó su labor con un gran pase para el gol de Hipperdinger.
Pero también recuperó al uruguayo Martínez, no tenido en cuenta por Giunta, lo mismo el Chino Benítez, prácticamente desahuaciado por Giunta... y siguen las firmas.
Partido tras partido Caruso mete mano y saca frutos. Reconoce que no cuenta con demasiado tiempo, sin embargo lo utiliza con mucho criterio y las pruebas están a la vista.
El fútbol son momentos, desde lo anímico a lo futbolístico. Por eso, este envión debe servir para seguir por este camino, ya pensando en otro de los rivales directos, en partido de seis puntos, con All Boys el lunes a las 19.10 en el Centenario, con el arbitraje de Andrés Merlos (que anoche dirigió San Lorenzo-Central).
Ni era el peor equipo cuando perdía en forma seguida ni ahora es el mejor porque ganó dos partidos consecutivos. El fútbol son momentos, vale repetirlo. Quilmes se aferra a este presente y confía en un técnico que se fue en su momento por un futuro mejor y que hoy ha vuelto, ante el ruego de Aníbal Fernández, para que Quilmes tenga un presente y un futuro mejor, capaz de zafar del descenso con esfuerzo, entrega y corazón.
Por supuesto, seguirán sonando las voces discordantes y la desconfianza de los que sospechan. Pero, ¿pueden los que defienden los colores del club de los Grondona hablar de malas artes? Sobre todo porque, más allá de si hubo o no llamada, Luis Alvarez, egresado del Colegio Belgrano de Temperley, al igual que Patricio Loustau, tuvo una buena labor e incluso favoreció a Arsenal al no expulsar al que agredió de atrás a Hipperdinger o al brindar siete minutos más de alargue, tiempo recuperado según el relato oficial, no habitual en los partidos del fútbol argentino.

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