DEPORTIVO

El periodismo deportivo debiera tomar más en cuenta la teoría de la gestalt para analizar los procesos. Hay mucha predisposición para ser drástico de inmediato sin tener en cuenta que los análisis deben hacer a lo largo de un torneo al menos.
Es cierto que los resultados mandan, también lo es que los clubes que mejor andan son los que priorizan el proyecto por encima de la inmediatez.
Quilmes lleva su tercer técnico con este equipo, aunque en algún caso, como el del Chango Vivas, lamentablemente estalló porque al conductor, que debía ser ejemplo, se le soltó la cadena y descargó en uno de los tantos insultadores que cobija la platea una piña que le costó dar el paso al costado.
El otro técnico, Blas Giunta, sufrió los efectos de la falta de resultados, asimismo del apuro de los dirigentes para evitar un descenso anunciado, y terminó debiéndose ir porque desde arriba gobernó la desesperación.
Alguna vez se dirá la verdad sobre la pretemporada, que según el técnico era el mejor refuerzo y que concluyó por definir una rápida salida.
Así se llegó a este tiempo de Caruso Lombardi, el que se fue por una oferta tentadora y que ahora volvió porque la desesperación de los dirigentes, sobre todo el presidente, llevaron a buscar al único capaz de cambiar la historia, eso sí, sin asegurar bajo ningún punto de vista la permanencia porque el propio y verborrágico técnico se quejó del estado en que encontró al plantel, y con la urgencia del mundial, los partidos del torneo local en seguidilla, etcétera, se vio obligado a trabajar contra reloj, tratando de armar lo mejor dentro de lo posible, aunque abriendo el paraguas de la posibilidad cierta del descenso porque Caruso podrá trabajar, sin embargo no tiene la magia de Copperffield para hacer desaparecer el drama del descenso.
El jueves el rival será Arsenal, que llega con una derrota y que debe estar relamiéndose para aprovechar los males que padece Quilmes, que no podrá contar con dos referentes como Romero y Garnier, por haber llegado a las cinco amarillas.
Alfaro llegó a Arsenal en esta etapa el 6 de agosto de 2010, y en ese lapso se cansó de sumar títulos para el club del Viaducto.
Prueba elocuente de un proyecto que se lleva a cabo sin apremios ni desesperación, y que demuestra que la estructura está por encima de todo, con una suma gestáltica bien evidente.
Frente a ello Quilmes tratará de hacer el milagro, no sin reconocer el propio técnico que llegan con menores posibilidades, eso sí, en todo caso con el envión anímico que puede significar la primera victoria del año y el primer gol en el 2014. Habrá que ver si Quilmes tiene resto para soportar la presión de Arsenal, que se caracteriza por sus concreciones de pelota parada y el aprovechamiento integral de los errores que pueda cometer el rival.
El caso Quilmes es puntual, ya bastante acostumbrado a los vaivenes de subas y bajas por falta de cumplimiento de proyectos, capaces de sostener la permanencia en primera con una política a largo plazo.
Todos dicen que recién cuando Quilmes pueda estar cinco años en primera división podrá armar algo con sentido duradero. Mientras, seguirá padeciendo los vaivenes.
Y eso podría trasladarse a otros clubes, hoy más preocupados por el cortísimo plazo que por el proyecto. Los ejemplos de Boca y River son elocuentes, con elogios a veces excesivos cuando se gana y depresiones también exageradas cuando se pierde.
Según la semana será el comentario. Y ni Bianchi ni Ramón Díaz sufren todavía el drama de "un partido más" por la historia que arrastran en sus espaldas, capaz de sostener todo tipo de comentario adverso o la aplicación de la norma del cambio cuando los resultados no acompañan.
Boca buscará con Olimpo recuperar la confianza y River tratará en Victoria de repetir la excelente actuación ante San Lorenzo, de lo contrario volverá la incertidumbre y el continuo vaivén del no respeto del proyecto.
Concluyendo con Quilmes, la lógica es mantener a Caruso Lombardi contra viento y marea en todo lo que resta del torneo, cualquiera sea el desenlace. Si es el peor, llámese descenso, armando una base para volver pronto con el proyecto bajo el brazo y si es el mejor, sosteniendo el proyecto y planificando a largo plazo.

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