LAS VISPERAS

Nos encontramos en las vísperas, porque mañana, 24 de marzo, se cumplen 38 años de la irrupción en el poder de la junta militar -Videla, Massera, Agosti- que produjo la más terrible dictadura militar que sufrió la Argentina en toda su historia.
Fueron siete años que dejaron profundas secuelas en la sociedad argentina, con muertos, desaparecidos, torturados.
Recién en 1982, con la aventura militar del general Galtieri en Malvinas, que terminó con una derrota dolorosa, se pudo avanzar rápidamente para que la democracia vuelva a instalarse en el país.
Fue el año 1983 el que marcó el regreso de los votos, sacando a las botas, y a partir de allí ya se llevan más de tres décadas de este sistema de gobierno, que es el mejor de todos porque es el pueblo el que elige a sus gobernantes.
La democracia comenzó con las marchas multitudinarias y la gran apuesta entre radicales y peronistas, que culminó con la victoria de la UCR, que llevó a la presidencia al hombre de Chascomús, el doctor Raúl Alfonsín. El derrotado fue el candidato justicialista, Italo Argentino Luder.
Muchos pensaban que la victoria sería para el peronismo, pero finalmente ganaron los radicales, y en ese sentido se le asignó una tremenda importancia al acto en el que el sindicalista Erminio Iglesias quemó ante una multitud un cajón radical. Ese, para muchos, fue el detonante para que finalmente las urnas se inclinaran por la UCR.
Alfonsín fue el tiempo de la instauración política, con el juicio a las juntas militares como el gran acontecimiento. No había ocurrido algo similar en ninguna parte del mundo, incluso los históricos juicios de Nuremberg, en que fueron juzgados y condenados los jerarcas nazis, no alcanzaron la dimensión y la trascendencia de los juicios a las juntas.
Esa época significó también la integración de la CONADEP -Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas- durante la dictadura, que bajo la presidencia del escritor Ernesto Sábato y con la integración de figuras notables de la cultura y la política y el periodismo, entre ellas Magdalena Ruiz Guiñazú, recibió miles de testimonios que fueron dando a luz lo que fue la hora oscura de la dictadura militar.
Después del tiempo de Alfonsín, llegó el momento del justicialismo con el triunfo en los comicios del doctor Carlos Menem, quien asumió la presidencia de la Nación en 1989 y fue reelecto en 1995.
Quiso repetir un tercer mandato -en 1994 hubo una reforma constitucional que permitió la reelección aunque por una sola vez- pero no pudo lograrlo. Aquí vale recordar el testimonio del doctor Carlos Alberto Auyero, quien fuera diputado nacional por la democracia cristiana y constituyente, cuando justificó los argumentos para oponerse a una reelección indefinida, y destapó que Menem quería ser como decían las Memorias de Adriano, es decir, quiso el poder para siempre.
La Alianza fue la gran esperanza en 1999 -la reforma constitucional redujo los mandatos presidenciales de seis a cuatro años- con la llegada a la presidencia del doctor De la Rua, junto a Chacho Alvarez. Lamentablemente, no pudieron estabilizarse y la corrupción, que denunció el vicepresidente con una tarjeta Banelco, como eufemismo, para la aprobación de una ley, destapó la olla, con la renuncia de Chacho y el escándalo.
A partir de la Alianza y la huída de De la Rua en diciembre de 2001, se sumaron varios presidentes, incluido el quilmeño Eduardo Camaño, quien era titular de la Cámara de Diputados de la Nación f- fue presidente por un día- también el misionero Puerta, el puntano Adolfo Rodríguez Saa, hasta que fue el tiempo del   lomense Eduardo Duhalde.
En el 2003 llegaron los Kirchner al poder, primero Néstor hasta el 2007, y luego su esposa y senadora Cristina, que logró la reelección en el 2011 y cuyo mandato culmina el 10 de diciembre de 2015.
Mañana es el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Día feriado. Tiempo de reflexión y de análisis, para que nunca más se repita lo que marcó la dictadura militar y la democracia afirme su vigencia para que se instale en la Argentina por todos los tiempos.
Todavía tiene deudas la democracia en cuanto a resolver los problemas de la gente. Pero es el único camino posible para gobernar un país como el nuestro.

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