INFIERNO QUILMES


Todos los caminos conducen al descenso. Así parece ser el destino de Quilmes, que no será novedoso teniendo en cuenta los últimos treinta años del Decano del fútbol argentino, por lo que el hincha sólo sabe que hay que aferrarse al escaso porcentaje que aún queda para la Permanencia.
Ricardo Caruso Lombardi lo sabe y por eso cuando le preguntan, como lo hizo el relator Di Blasi, cómo hace Quilmes para salvarse del descenso, responde con un título, que también puede ser un eufemismo: "Quilmes se va a salvar porque estoy enojado, y cuando eso pasa soy un hijo de puta" (sic), que es lo mismo que decir que hay que ganar casi todos los partidos que faltan, lo que a priori sabe a imposible, sobre todo por lo que ha ocurrido en los últimos encuentros, con el agravante de la avalancha de lesiones que complican aún más el futuro.
Ahora se habla de que Quilmes armó mal el plantel (palos para Nelson Vivas, un técnico traído por el senador presidente que por ahora no aparece para dar sus razones), también que fue un error traer a Blas Giunta, favorecido por el ataque de impulso de Vivas y la agresión al plateísta que lo insultaba, y el tercer paso es Ricardo Caruso Lombardi, que le devolvió la confianza al senador presidente, porque en su momento se había ido pensando en un futuro mejor y generó broncas y reproches.
Y Caruso de entrada nomás dijo que "Quilmes está hecho mierda"... Hizo lo que pudo con su inflador anímico, y eso se vio en dos victorias impensadas, ante Tigre y Arsenal en Sarandí, pero el hecho de jugar tres partidos en una semana se pagó caro ante All Boys, con el agravante de lesionados, que poco a poco han obligado al técnico a hacer magia para juntar once y los suplentes.
Caruso quiere seguir cantando con Quilmes, sabiendo que cada derrota es una manera de desafinar. Ayer en la charla con Di Blasi, el técnico se atajó diciendo que hacía lo que podía con lo que tenía. Es cierto que no trajo a estos jugadores, y ya advirtió que faltan jugadores en determinados puestos y hay muchos en otros. Lectura: el plantel se armó mal.
Con un presupuesto muy alto, demasiado para la realidad del club, Quilmes está pagando el alto precio de una falta de proyecto. Y ahora como nunca salen a flote todas las miserias del plantel Cervecero, que lógicamente justifican por qué se está tan cerca del descenso.
Lo más lamentable de todo esto es que todavía hay que jugar 11 partidos, una gran cantidad si se tiene en cuenta que son 33 puntos y en la misma manera un karma como para producir en el club un tsunami de situaciones.
¿Alguna vez se harán cargo los dirigentes de los errores cometidos?¿Alguna vez se hará pie sobre tierra firme y no sobre fantasías que como esta vez llevan a vivir en Quilmeslandia, un lugar imposible de encontrar? 
Mientras tanto hay esperanza, la única manera de seguir viviendo en Primera. Y si hay que descender, que sea de pie, no faltando muchas fechas para el final sino en el último tramo.

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