INDIOS QUILMES


La revista número 310 Indios Quilmes, del pasado 2 de marzo, repartida en el Estadio Centenario cubría su tapa y contratapa con fondo negro y título blanco: Ganar o ganar. La fórmula dio resultado y Quilmes logró un imprescindible triunfo con ese bombazo de Chirola Romero en el primer tiempo. La víctima fue Tigre y la victoria sirvió para mejorar el promedio y la ilusión de la permanencia.
Ahora, la revista tendrá que repetir la sugerencia cada vez que Quilmes juegue en casa -la próxima será el lunes 10 a las 19 con All Boys- aunque la expresión de deseos debe alcanzar también a los partidos de visitante, como el del jueves con Arsenal en Sarandí, porque a esta altura el Decano tiene que sumar la mayor cantidad de puntos posibles para no descender.
En la página editorial, la revista habla de "los proyectos truncos y su consecuencia económica". El director, licenciado Pablo Despos, señala que "por acciones más propias que ajenas Quilmes ha vuelto a la zona de descenso después de un año. Hoy, entonces, es responsabilidad de todos los sectores no intentar hacer leña de un árbol que ya ha caído y que habrá que levantar. La resignación y la crítica destructiva poco aportará para reflotar una institución sumida en un caos de organización y una crisis económica casi terminal".
Recuerda que la situación deportiva actual no se daba desde la segunda fecha del torneo final 2013, y menciona que en esa oportunidad se lograron 31 puntos para salir todo apremio.
Asimismo se señala la diferencia de clima, comparando con aquella gesta del hoy técnico de Independiente, Omar De Felippe. 
"Hoy el clima es diferente. Las cuatro derrotas consecutivas y la sequía de goles han apagado el optimismo. Eso se palpa en las redes sociales, los llamados a las radios y los testimonios en programas televisivos". Y se resalta la indignación ante la aparición de Caruso Lombardi en un programaa televisivo nocturno, en TyC Sports "cuando llovieron las bromas sobre la inminencia de un nuevo supuesto descenso del Cervecero".
El editor subraya que puede haber lógica en que el resto del fútbol argentino "y algunos deseen un nuevo descenso de Quilmes. Antecedentes no faltan". Sin embargo, se pregunta si los propios Cerveceros se van a resignar.
Hace un poco de historia del Decano del fútbol argentino, ganador de la Copa de Honor de 1908 y del torneo de 1912. "Se ha erigido campeón del fútbol argentino cuando otros recién ni lo soñaban, en un torneo largo y ante el Boca campeón del  mundo".
Se destaca el Estadio Centenario que "en 19 años no registra una suspensión por lluvia, sin ayuda estatal ni narco. Quilmes ha salvado la categoría con fútbol y garra como recién ascendido en 1950, 1966, unos campañones en 1976 y 2003/4, y en la temporada pasada. También ha conseguido con éxito luchar contra el descenso en 1968 (cuando ganó el torneo de Permanencia) y en 1977, dirigido por José Yudica".
Se subraya también que Quilmes, desde sus inferiores, aportó tres futbolistas a la primera selección argentina campeona mundial: Ubaldo Fillol, Daniel Bertoni y Ricardo Julio Villa.
Concluye la exposición de la revista con una reflexión: "Quien diga que estamos acostumbrados a descender desprecia la rica historia de este club y ha sido vencido por el discurso desmoralizador que muchas veces se escucha en la ciudad pero que beneficia a los adversarios deportivos. Que nada quite la alegría de ser de Quilmes, de luchar por un club mejor, de dejar el aliento en las tribunas como siempre se hizo. Esta institución se recompuso de once temporadas consecutivas en la B Nacional hace once años y ha sabido ganar muchas batallas. Hoy todos juntos tienen que librar otra. Alma los Blancos. Arriba Quilmes, el vencedor".
Un inflador anímico que sin duda repercutió en el partido con Tigre, para sumar la primera victoria del año y el primer gol del año. Y tiene que servir para el futuro. Incluso vale recordar que el técnico del eventual adversario del jueves, Gustavo Alfaro, cuando dirigió a Quilmes y pocos creían en el ascenso, tras aquel terrible traspié con San Martín de San Juan en Quilmes, levantó una bandera que hoy debe servir más que nunca para mantener: la única batalla perdida es la que no se libra, la que se abandona.

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