Hoy no entrenó el plantel de Quilmes -vuelve mañana pensando ya en el partido del sábado a las 20.15 con Newell`s en Rosario- y el técnico Ricardo Caruso Lombardi estuvo en el programa Fox para todos, que conduce Sergio Goicochea por el cable.
Durante el extenso encuentro, el coach habló de distintos temas, entre ellos contó anécdotas como su etapa de bolichero. Relató que tenía un local en Palermo junto a su padre, bajo el nombre de Buenos Aires, y refirió una serie de acontecimientos que se dieron en esa etapa, que alternaba junto a su profesión de técnico, allá por los 90.
También habló de Quilmes, repitiendo lo que viene diciendo últimamente, con todos los problemas que arrastra el Cervecero para seguir en primera. Habló de las lesiones, del hecho de jugar seguido y la imposibilidad de recuperar a los jugadores. Cuando se le preguntó si Quilmes se quedaba en Primera, contestó con ironía que habrá que rezar mucho, agregando que tiene a todos los futbolistas rezando con las manos juntas para que el destino cambie.
Contó misceláneas algo divertidas, como el caso del futbolista paraguayo que tuvo alguna vez, y que lo llamó varios días seguidos para decirle que no podía concurrir al entrenamiento.
Cuando lo intimó a que se acercara a la práctica y le preguntó qué le pasaba, el futbolistas le respondió que tenía hambre y confesó que se había comido al gallo que lo despertaba todas las mañanas a las 6.30. Subrayó que el jugador tenía tres horas de viaje y sin el gallo no podía cumplir con la rutina del entrenamiento.
Caruso le dijo que se comprara un cucu pero que fuera a entrenar.
También señaló como el día más duro de su vida, cuando murió su padre, quien había sido su técnico cuando jugaba en infantiles en el club Almagro (su padre también era vicepresidente de la entidad).
Un Caruso auténtico, sin duda.
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