BARBARIE

Una página de barbarie escribió Quilmes en su foja futbolística, con enfrentamiento entre barras y una tremenda paliza (con patadas, golpes, etcétera) contra una persona, que semi muerta en la tribuna popular recibía los golpes de los violentos.
Las imágenes deben ser elocuentes y nuevamente pondrán en el tapete el tema de la violencia en el fútbol y los barras. Cuesta creer que en el Quilmes AC se enfrentan barras, dentro de la tribuna, cuando su presidente Aníbal Fernández solía decir que en el club no había barras.
Un lamentable operativo policial -se decía que habían sido convocados 330 efectivos, que brillaban por su ausencia en el momento de las agresiones- descargó la bronca de los espectadores pacíficos, la gran mayoría, que al grito de "que se vayan todos" expresaban su repudio hacia aquéllos que pretenden convertir a un club en un campo de Agramante.
Seguramente se vendrá la suspensión del estadio Centenario -Quilmes deberá purgar una o más fechas, lo que será jugar sin público, de entrada nomás el trascendente encuentro con Boca- pero lo que nunca se olvidará de las retinas es esa cuota de barbarie -por aquello que decía Perón de que la fuerza es el derecho de las bestias- que durante muchos minutos se vivió en la tribuna popular.
Dicen que los barras entraron al estadio con facas y otros elementos... ¿Y el operativo policial? Desde la radio de Di Blasi se habló de zona liberada, la aledaña al estadio a eso de las 18, por lo que los violentos entraron sin cacheo o si hubo cacheo escondieron las armas dentro de sus ropas o zapatos... En fin...
Una noche de terror en el Decano del fútbol argentino, que no estaba habituado a estos incidentes y que será motivo de comentario en el país y en el exterior.

Decepción

Si la verguenza se plantó en el estadio después de los hechos vividos -la brutalidad con que se le pegaba a alguien con una casaca roja era propia de bestias humanas- hubo un partido de fútbol, que ganó con total justicia All Boys por 2 a 1.
Quilmes se pareció mucho al equipo de "la era Giunta", probablemente sintiendo el efecto de los dos partidos anteriores ganados en pocos días. Hoy los futbolistas se mostraron irresolutos, lentos, desconcentrados y parecía que les pesaban las piernas.
El de Floresta, que sabía que la victoria lo sacaba del descenso, jugó con seriedad y criterio, y se fue con tres puntos que valen muchísimo. Quilmes volvió a la zona del descenso, con un promedio de 1,203, y deberá remontar el espacio perdido en los próximos encuentros, que no serán nada fáciles como todos los de este torneo. El lunes 17 visitará a Lanús en la Fortaleza, luego recibirá a Boca Juniors, seguramente sin público y en la fecha siguiente visitará a Newell`s en Rosario.
Ricardo Caruso Lombardi tendrá que meter mano para recuperar el ensamble de un equipo que perdió ante All Boys toda la estructura que había mostrado frente a Tigre y Arsenal.
Dice el técnico y el preparador físico que ahora tendrán tiempo de trabajo sin la exigencia de jugar cada tres días, algo que ante All Boys padeció porque ya había adelantado Caruso que al equipo lo había encontrado "hecho mierda" cuando se hizo cargo. En pocos días de trabajo, logró revertir algo las cosas, de todas maneras el esfuerzo produjo un alto precio para pagar el partido con los de Floresta.
Habrá una semana para reordenar las fuerzas, solucionar los problemas y llegar a Lanús con lo mejor dentro de lo posible.
Descenso es una palabra dura, no sorprendente para el hincha quilmeño. El equipo sabe que debe mejorar y tendrá que buscar las variantes para salir rápido del infierno. De lo contrario, sería ésta la crónica de una muerte anunciada.
Por ahora hay que apostar a la esperanza, más allá de todos los avatares. Lo que no podrá revertirse, si no se toman medidas drásticas, es este ambiente de violencia que esta noche se vivió en Quilmes con un dramatismo que sorprendió a propios y extraños...¿O no?

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