FUTBOL Y SECUELAS

No era una sensación  ni mucho menos. Cualquiera que accedía anoche a la platea quilmeña, mucho más a la tribuna popular, se daba cuenta sin ser demasiado ducho que el partido no tenía garantizada la seguridad mínimo.
Por radio dijeron que Quilmes tenía asignados 320 policías y la realidad, que es la única verdad, decía que los efectivos policiales ni siquiera alcanzaban al centenar.
Bastaba mirar los controles de la platea para darse cuenta de que no se efectuaban los controles correspondientes. En el camino hasta el estadio no había demasiados policías y los que estaban prácticamente no cacheaban a nadie.
Había mucha gente, aunque no se sabía si todos habían pagado su entrada o platea como socio o invitado. Entre paréntesis el invitado a la platea techada debía oblar...280 pesos. Una bicoca.
El anticipo no tuvo nada que ver con lo que luego vendría. Desfilaron los chicos de las inferiores quilmeñas, las distintas categorías, los preinfantiles, los chicos de la Espumita, con la ovación del público, incluida la  murga Cervecera.
Se largó el partido y ahí empezó otra historia. Se enfrentaban dos equipos con similares campañas, los dos con delanteras ineficaces por doquier, River ganaba en defensa, con un arquero casi invencible, como para pensar en la lucha por el título, cosa que no se dio porque el Millonario careció de gol en todo el torneo.
En ese clima el partido no podía ser bueno.
Y para colmó "llovió", climáticamente y incivilizadamente, cuando ese plateísta, desde el sector medio, arrojó una botella de plástico llena al árbitro. Impactó en el hombro y lógicamente se paró el partido por primera vez en la noche. Germán Delfino debió suspender el encuentro en ese momento, para dejar sentado la irresponsabilidad del plateísta, pero fue generoso y prefirió tomarse su tiempo y continuarlo.
Después pasaron muchas cosas más. Como la lluvia de pirotecnia desde la tribuna popular quilmeña (al no haber cacheo fue fácil ingresar la pirotecnia, algunos dijeron que estaba guardada en los techos de los baños) o el bochornoso final, con inadaptados entrando al campo de juego para llevarse como trofeo la indumentaria de los futbolistas, que huyeron despavoridos a los vestuarios.
Otro hecho lamentable fueron los gases lacrimógenos. Se dijo que a un policía se le escapó, y ese sólo dato hizo llorar a los hinchas, que a su vez se enojaron como siempre pasa en estos casos.
La exigua custodia policial hizo lo que pudo ante las circunstancias, se puso en fila como desafiante mientras la gente gritaba contra los agentes del orden. Ahí se veía con toda claridad que los policías presuntamente presentes no eran en cantidad los que debían estar y por los que se pagó el operativo.
El partido -alguna vez hay que hablar de fútbol- terminó 1 a 1, con el gol de cabeza del pibe Pérez Godoy apenas empezado el complemento y con el afortunado empate de Carbonero, receptor de un increíble taco de Andrada sobre el final final de un partido varias veces interrumpido. River había jugado casi todo el segundo tiempo con un hombre de más por la expulsión del calentón Lema, que "se comió" la provocación de Teo Gutiérrez.
Los dos mostraron las miserias que fueron desplegando a lo largo del torneo Inicial, quedando en deuda con su gente.
Quilmes tendrá que barajar y dar de nuevo, buscando paliar la falta de gol que lo acompañó en estas 19 fechas.
River, si sigue Ramón Díaz con las nuevas autoridades, deberá ponerse la mochila del campeonato Final para no terminar rápidamente con su máximo ídolo como futbolista y como técnico.
Pero fundamentalmente tendrán que pagar la deuda que tienen con sus hinchas. En el caso quilmeño, no hay que olvidar que pocas veces lo vieron ganar de local (Godoy Cruz y San Lorenzo).
Se dice que por los hechos de violencia Quilmes sufrirá la suspensión de su estadio por dos o tres fechas, debiendo jugar en otro o a puertas cerradas. Curiosamente esas dos primeras fechas de local son ante rivales directos en la lucha por la permanencia, como Central y el alicaido Colón de Santa Fe.
Quilmes llegó a los 21 en un bochornoso final. Cabe anhelar que el año 2014 sirva para acomodar las cosas, y con una pretemporada como la gente con Giunta y dos incorporaciones importantes en ataque pueda ser protagonistas del nuevo torneo, para consolidar su promedio y no tener que sufrir, como siempre, hasta el final para quedarse en primera.
PD: Anoche volvió a lucir el orgullo de jugar en Quilmes el Chapu Braña. Como el chico que recién comienza, con sus treinta y tantos a cuestas, fue ejemplo para propios y extraños. Ojalá el club lo tenga en cuenta y no lamente su ida por no poderle pagar lo que le prometió. Lo mismo vale para el Chino Caneo, quien debe quedarse porque está en el corazón de la gente.
Aníbal Fernández y compañía tendrán que ponerse las pilas para que no se eche por la borda todo lo que se pretende para seguir en primera. De lo contrario, soplarán vientos ... huracanes en esa lucha titánica por zafar del descenso.

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