EMPATO QUILMES

En el Centenario, en la última fecha del torneo Inicial de fútbol, Quilmes empató 1 a 1 con River. Abrió la cuenta Pérez Godoy apenas iniciado el segundo tiempo y sobre el cierre empató Carbonero.
Fue un partido deslucido, con muchos cortes, por episodios extrafutbolísticos que afearon el espectáculo, entre ellos la repudiable agresión al árbitro Germán Delfino: desde la platea le arrojaron una botella que le dio en un hombro.
Hubo un pálido primer tiempo, con predominio de River -Quilmes no llegó y el Millonario tuvo en un remate de Funes Mori la gran posibilidad, pero el balón dio en un madero- con el agravante de la increíble agresión al árbitro.
Zacaría se llevó el balón y recibió un topetazo de Carbonero. El árbitro no cobró la falta -incluso pudo ser expulsión del futbolista visitante- y un inadaptado desde la platea quilmeña arrojó un proyectil -una botella- que le dio a Delfino en el hombro.
El partido estuvo parado por primera vez unos minutos.
En la segunda etapa rápidamente se puso en ventaja Quilmes con el cabezazo de Pérez Godoy, tras un córner. En esos primeros minutos pudo definirlo el ganador, incluso una gran jugada en la que participó Garnier y Caneo no pudo ser conectada por Diz, desde buena posición.
Enseguida llegó la expulsión de Lema, por agresión a Teo Gutiérrez (el juez de línea advirtió de la situación al árbitro).
De ahí en más, con un hombre de menos, Quilmes se replegó. Ingresó Leyes para ocupar el lugar de Lema y salió Zacaría.
River tuvo la iniciativa pero tropezó con su falta de ideas en la definición, aunque Driussi malogró una gran ocasión (también había perdido una en el primer tiempo).
Después vino la barbarie, porque la policía arrojó gases lacrimógenos en la tribuna popular cervecera, detrás del arco que defendía Peratta.
El partido volvió a ser parado, como ocurrió también en determinado momento en que desde la tribuna popular se arrojaron fuegos artificiales.
Cuando se reanudó el árbitro dijo que faltaban 15 minutos, luego agregó tres más, y en este lapso llegó el afortunado empate de River, con un taco de Andrada y el remate furibundo de Carbonero.
Delfino dio el pitazo final y un grupo de hinchas ingresó al campo de juego. Los jugadores huyeron a los vestuarios y la policía practicó un par de detenciones.
Se llegó así al cierre de una jornada interminable, con policía en menor cantidad de la que supuestamente debía cubrir este partido.
Antes del encuentro el vicepresidente Andrés Meiszner había asegurado que el partido se jugaba porque se contaba con el número de agentes mínimo, aunque una simple vista del estadio daba la impresión de que no eran los que habitualmente cubren un encuentro de estas características.
Después se supo que hubo un enfrentamiento afuera entre facciones de la hinchada quilmeña y la policía tuvo que arrojar gases lacrimógenos para controlar el conato (pensar que el presidente quilmeño, Aníbal Fernández, asegura que en Quilmes no hay barras...?).
Lo cierto es que la velada no fue agradable bajo ningún punto de vista, por el empate que debió ser victoria tal como se dio el resultado, aunque Quilmes no aguantó la presión con un hombre de menos, y por los enfrentamientos de los barras quilmeños, que le pusieron una nueva página lamentable al fútbol argentino.
Hay un tufillo que se respira y que no es agradable. Se dijo que hay policías bonaerenses acuartelados y eso motivó la ausencia de efectivos en el número deseado. Y para colmo el espectador que se sacó desde la platea y agredió a Delfino, que bien podría haber suspendido el partido arguyendo que no podía seguir.
El fútbol argentino tendrá que replantearse las cosas para que estos hechos repudiables no se repitan.
Mientras habrá que concluir que como decía Sarmiento el fútbol es una mezcla de civilización y barbarie, y ahora con el agravante de que la pantalla emite todo con sensación de presencia.
En lo futbolístico, Quilmes volvió a mostrar la falta de gol que lo acompañó durante todo el torneo, y ahora el plantel ingresó en el receso. Volverán el 3 de enero para encarar el difícil torneo Final, con la posibilidad de incorporar algún delantero para cubrir ese déficit.
Por ahora no se sabe dónde será la pretemporada, tampoco se sabe si todos los futbolistas seguirán, incluidos los referentes como Caneo y Braña, porque el tema económico y financiero es preocupante, por lo que no sería extraño que se aplique algún ajuste.
Quilmes llegó a los 21 puntos y ahora tendrá que ir por los 29 para sentirse aliviado. Quiere decir que tiene un promedio de 1,243, que deberá mejorar en el próximo torneo.  

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