CHALO AGNELLI

El periodista y docente Héctor Chalo Agnelli envió el saludo por el día del periodista "a todos los que están involucrados con la información de cualquier manera".
"Los verdaderos historiadores son para mí los periodistas que día a día o semana tras semana van relatando los sucesos que acontecen y con más verdad si eso sucede en un pueblo chico como Bernal" recuerda Chalo, citando a Felipe J. Firpo en su libro Recuerdos del viejo Bernal, capítulo dedicado al periodismo local y a dos periodistas fundacionales, Santiago Uccello y Máximo Salaberry.
Aproximadamente en 1880, en la esquina de Don Bosco y Belgrano el padre del periodista Salaberry, don Máximo, abrió la tienda La Guarda. Por esos años Bernal ni siquiera era un villorrio, tan solo quintas, fondas y algunos núcleos poblacionales muy escuetos, y la parada Félix Bernal.
En una entrevista realizada por el periódoco Crónica en 1923 a una tía de don Máximo, Felipa Salaberry de Cichero, que había llegado de chica del país vasco, contaba que entre lo que había en esos momentos estaba la carnicería de Juan Valle, los servicios de cochero de don Francisco Razeto en sociedad con Juan Baley, el almacén Marica, de Granaderos y Uriburo, era el primero de la zona, como lo fue el de Moreyra, en La Madrid y Vicente López, el de Tassano en Don Bosco, el de Gallo, que fue de don Salaberry.
 Recuerda vecinos como Sixto Colomer, que vivía en Constitución y Baccari, Ramón Leguizamón, empleado del mercado de frutos, Pedro Sanmartano, empleado del ministerio, Accino, que ocupaba la quinta de Berna con chacra...
El más antiguo de Don Bosco es Ignacio Tassano, que nació en Don Bosco en 1874, la única casa existente en ese entonces, construida por su padre, don Pedro, el primer inquilino de los Eizaguirre del pueblo de Don Bosco, fundado en 1927. En esa casa se instaló la primera escuela de Bernal.
Salaberry, el tendero, tuvo dos hijos: Bernabé y su homónimo Máximo, quienes convencido de la importancia de la prensa como instrumento de progreso y movidos por el deseo de comunicación fundaron el semanario Crónica en 1922.
Crónica fue inaugurado el 7 de enero de ese año. Con un axioma de cuatro palabras, los Salaberry alentaron los principios que movían la publicación: libertad de expresión, respeto a todas las ideas y a las libertades individuales, suma atención en cuanto a lo que esté ligado al progreso y a la cultura del pueblo. "Toda censura nos parece poca, todo elogio nos resulta válido al comentar la bondad o la maldad de las relaciones políticas y sociales".

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