!QUE MARAVILLA SERGIO!

Esta noche todo el mundo deportivo y argentino pondrá su mira en el estadio de Velez, en Liniers, por la pelea entre el quilmeño Sergio Maravilla Martínez y el británico Martín Murray, defendiendo Maravilla el título mundial.
 Con 38 años -Maravilla es de febrero de 1975- el boxeador se ha convertido en el referente del deporte de los puños, de la Argentina al mundo.
Su historia es muy particular, y el éxito y la difusión que hoy tienen contrastan con lo que pasaba en el 2000 cuando se fue del país buscando un horizonte.
Antes del 2000 Maravilla -el nombre se lo puso el jurado de boxeo y periodista quilmeño Biancou- no imaginaba que su salida del país le cambiaría la vida.
Porque en esa época era uno boxeador más de tantos, que enfrentaba el universo pugilístico con más voluntad que posibilidades, ya que las puertas se le cerraba en el país.
Y por eso las notas aparecían en El Sol de Quilmes cuando lo íbamos a entrevistar junto a los Paniagua, sus entrenadores y tíos, en los entrenamientos en el club Juventud Unida de Bernal.
Incluso peleaba con la camiseta de Quilmes y se mostraba muy Cervecero. Alguna vez contó que en un momento tuvo que decidir entre el fútbol y boxeo, quedándose con el deporte que cultivaban sus tíos (se había probado en fútbol en Los Andes de Lomas de Zamora).
 Habiendo perdido esperanzas y posibilidades en el país, un día hizo las valijas y emigró a España a encontrar su destino.
 Al principio las cosas no fueron fáciles, y tuvo que hacer de todo. En el caso del boxeo, encontró el apoyo de los hermanos Sarmiento (hoy uno de ellos es su entrenador), comenzando a entrenar en el estadio Atocha, sí justamente muy cerca de la estación de trenes donde se produjo un histórico y trágico atentado.
 Fue creciendo en el ambiente pugilístico, sumando victorias y ascendiendo en el ranking.
Alguna vez intentó alcanzar un logro pero perdió con el mexicano Margarito, más tarde reconoció que no era su momento y que se había apresurado.
 Más maduro, con un palmares extraordinario, hoy llega a esta pelea con Murray en el cenit de su carrera, con el antecedente de la pelea con Julio César Chávez (hijo), que ganó por amplísimo margen, más allá del susto del último round.
 Suele mezclar los reflejos y los esquives del Intocable, Nicolino Locche con la potencia de Carlos Monzón. Reside en España pero ha hecho mucha carrera en Europa y Estados Unidos, convirtiéndose en un embajador argentino extraordinario, con el deporte como emblema.
Hoy logró que el estadio de Velez se vea colmado con 40 mil espectadores, y más allá de la lluvia que se anuncia, la pelea es al aire libre pero el ring está cubierto ante esa eventualidad, se estima que se vivirá un acontecimiento deportivo que recordar las grandes noches del Luna Park, con las presentaciones del locutor Fiorentino y la realización del inolvidable Tito Lectoure.
 Como en su momento Monzón, Locche, Lausse, Accavallo, Bonavena, Justo Suárez, y tantos otros ídolo del boxeo nacional, Maravilla le dio a este deporte un impulso de recuperación notable, que podrá significar -ya lo está logrando- que muchos jóvenes piensen en el gimnasio.
 En el libro Páginas Sueltas, De Quilmes, el Congreso y algo más -una obra del año 2009- hay un espacio especial dedicado a Sergio Maravilla Martínez, imaginando este presente cuando eran muy pocos los que creían en su actual presente. Y el título del espacio es precisamente !Qué maravilla Sergio!

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