Mañana, Domingo de Ramos, en el calendario de la Iglesia Católica, en los días previos a la Semana Santa. El recuerdo de la llegada de Jesús a Jerusalem y la triunfal recepción del pueblo, con los ramos de olivo como símbolo de ese acontecimiento.
Sin embargo, días después, la Semana Santa muestra la contracara, la crucifición de Cristo, el Calvario frente a los dos ladrones y la expresión del Hijo del Padre que resume toda una declaración: Perdónalos, Señor, no saben lo que hacen.
Después llegará la Pascua de Resurrección, la esencia de la religión católica, esa Resurrección que demuestra, enancada en la fe, el sustento de una Iglesia que ya pasó los dos mil años y que están extendida en todo el mundo.
Hoy este recuerdo se encuentra con el Papa argentino, el cardenal Jorge Bergoglio, que hace sentir a los argentinos en general y a los católicos en particular un motivo especial de orgullo. Porque el jefe de los 1200 millones de católicos del mundo es argentino.
Todos tienen una anécdota con el Papa, inclusive los quilmeños que lo hemos visto el pasado 17 de diciembre de 2011 en la asunción de monseñor Tissera, como obispo de la diócesis de Quilmes.
Vale alentar que el espíritu religioso que ha invadido la asunción del nuevo Pontífice sirva para solidificar las raíces de la República y alimente el espíritu solidario que hace a la esencia cristiana, lejos de la crispación y cerca de la paz, el amor, el respeto por el otro, sentimientos que sirvien para construir una Patria grande.
Sin embargo, días después, la Semana Santa muestra la contracara, la crucifición de Cristo, el Calvario frente a los dos ladrones y la expresión del Hijo del Padre que resume toda una declaración: Perdónalos, Señor, no saben lo que hacen.
Después llegará la Pascua de Resurrección, la esencia de la religión católica, esa Resurrección que demuestra, enancada en la fe, el sustento de una Iglesia que ya pasó los dos mil años y que están extendida en todo el mundo.
Hoy este recuerdo se encuentra con el Papa argentino, el cardenal Jorge Bergoglio, que hace sentir a los argentinos en general y a los católicos en particular un motivo especial de orgullo. Porque el jefe de los 1200 millones de católicos del mundo es argentino.
Todos tienen una anécdota con el Papa, inclusive los quilmeños que lo hemos visto el pasado 17 de diciembre de 2011 en la asunción de monseñor Tissera, como obispo de la diócesis de Quilmes.
Vale alentar que el espíritu religioso que ha invadido la asunción del nuevo Pontífice sirva para solidificar las raíces de la República y alimente el espíritu solidario que hace a la esencia cristiana, lejos de la crispación y cerca de la paz, el amor, el respeto por el otro, sentimientos que sirvien para construir una Patria grande.
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