CAUTE SIGUE, RIQUELME NO

Las dos novelas del verano, futbolísticamente hablando, parecen llegar a su fin. El uruguayo Martín Cauteruccio no irá a Independiente y Juan Román Riquelme no volverá a Boca, por más que el técnico sea Carlos Bianchi.
Así las cosas, de no sumarse un nuevo capítulo a estas historias, en el partido que jugarán Boca y Quilmes el 9 de febrero en la Bombonera, estará Bianchi en el banco local y Cauteruccio en el ataque Cervecero.
Habrá que ver si de ahora hasta la fecha del encuentro los dos equipos o alguno de ellos suma algún refuerzo. Boca hace las apuestas por el Burrito Martínez, del Corinthians, y Quilmes sigue buscando dos refuerzos, que le cuesta conseguir.
Justamente, hoy se cumplen treinta años de aquella Noche de Reyes en la Bombonera, en que jugaron Boca y Quilmes, con la victoria boquense por 1 a 0 (ese Quilmes, que había sido subcampeón del torneo Nacional 82, detrás del poderoso Ferro de Carlos Griguol, ya estaba descendido). En estos tiempos, vale recordarlo todavía se jugaban los torneos de fútbol teniendo en cuenta el calendario local, es decir, de marzo a diciembre, no como ahora en que los certámenes se disputan "a la europea".
En aquel partido del 5 de enero de 1983, hubo un enfrentamiento entre hinchas de ambos clubes en las inmediaciones del estadio, con un luctuoso saldo, la muerte de un hincha de Boca y la acusación de ese delito al capo de la barra quilmeña, Carlos Alberto De Godoy, más conocido como el Negro Thompson.
El Negro aseguró que no había ido a la cancha, porque sufría de lumbalgia, y ese argumento sirvió para reunir desde el diario El Sol de Quilmes muchos testimonios a su favor, como para que finalmente fuera eximido de pena, aunque luego hubo apelación a la Cámara y le aplicaron nueve años de prisión.
El Negro estuvo detenido, cuando no fue sancionado por el juez y salió libre pasó por el diario, agradeció los testimonios y reconoció que la había pasado muy mal en prisión.
Antes de que fuera condenado en segunda instancia, se fue del país (a Paraguay) y estuvo varios años en la nación vecina. Un buen día regresó a Quilmes y puso una verdulería en pleno centro (se llamaba Los Cerveceros). Alguien lo denunció y fue preso. Murió años después en prisión, supuestamente a raíz de un infarto en un partido de fútbol en prisión, versión que algunos ponen en duda.
 Pasaron tres décadas de esa trágica noche de reyes, y dentro de un mes y monedas volverán a verse las caras Cerveceros y Xeneizes, con el antecedente del encuentro que jugaron el pasado 4 de agosto, cuando Quilmes se aprovechó de un Boca con muchas falencias y ganó 3 a 0. Hoy se supone que un nuevo enfrentamiento mostrará dos caras totalmente diferentes, el Boca de Bianchi apostando a ganar todo, más allá de que no esté Riquelme y un Quilmes en zona de descenso directo, necesitado de realizar una gran campaña para quedarse en Primera.

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