QUILMES, DESPUES DE VELEZ

Atrás quedó la derrota con Velez, dejando mucha tela para el comentario. Y si bien ya Quilmes piensa en Racing -el partido se juega el lunes a las 19.15 en Avellaneda- es tiempo de reflexionar sobre el partido con el gran candidato al título.
Quilmes lo planteó bien, lo jugó dentro de sus posibilidades y fue un poquito más que el rival, con más llegada, incluso quedaron el tiro libre de Lima y el remate de Cauteruccio tras un centro de Lima, como las situaciones más claras para el equipo de Omar De Felippe.
Pero sobre el cierre de la primera etapa llegó la acción de Olivera, la expulsión y el segundo tiempo dio pie a   otro partido.
Porque con uno menos, ante el mejor equipo del campeonato o uno de los dos mejores, Quilmes tuvo que redoblar los esfuerzos para mantener el empate.
Velez hizo circular la pelota y con una jugada clásica, abriendo el juego por las puntas llegó el centro que Ferreyra capitalizó a la carrera. Uno a cero, y todo dicho.
Porque Quilmes nunca bajó los brazos, siguió apostando al milagro pero le faltaron ideas y elementos para torcer el resultado. Velez siempre estaba en ventaja táctica y estratégica, y por más que el Cervecero fue para adelante, siguió corriendo riesgos. Hizo cambios, es cierto, tal vez demasiado tarde.
Quedó patente la sensación de que ante un rival de fuste, Quilmes no fue pasado por arriba, en todo caso debió resignarse ante la jerarquía del rival.
El árbitro, casi sin quererlo, se quedó con el protagonismo, al menos en el hincha de Quilmes, que lo insultó repetidamente y que terminó ese insulto en un coro generalizado.
Ceballos venía precedido de buenos antecedentes, al menos en las calificaciones del periodismo especializado, pero no supo conducir el partido y en todo caso pareció ser más indulgente con el puntero que con el local.
 No se discute la expulsión -en todo caso la reflexión tendría que hacerla el propio Olivera, porque dejó al equipo en inferioridad cuando las cosas eran muy parejas y Velez no encontraba demasiados caminos para lastimar a Tripodi- pero sí los fallos, muchos discutibles, con una mayor predisposición hacia Velez.
 De todas maneras, quedó flotando en el ambiente la capacidad de resistencia del equipo quilmeño y la entrega en todas sus líneas. Sabedor de la mejor capacidad del rival, le jugó de igual a igual y nunca se dio por vencido.
 Ahora el rival es Racing, en Avellaneda. Quilmes tiene mal de ausencias, que ahora se agrava con la expulsión de Olivera,  Se están dando demasiado ventajas, con las faltas de Garnier, Caneo, Carli, Gimenez,  
y el propio Facundo Diz, informado por el árbitro(seguramente será sancionado).
Con este panorama, De Felippe buscará poner lo mejor dentro de lo posible.
Quedan cuatro fechas, o sea 12 puntos, y Quilmes tendrá que tratar de obtener la mayor cantidad posible, para llegar al fin de esta primera etapa lo más cerca que se pueda de los idílicos 25 puntos.
Racing, Arsenal (se jugaría el próximo viernes en el Centenario), Godoy Cruz en Mendoza y Tigre son los rivales que restan.
En Racing, dirigirá Patricio Loustau. Se supone que después de la producción de Ceballos, por lo menos no va a dirigir al Cervecero por unas fechas. (¿Qué pasaría si en una de esas aparece ante Arsenal, en Mendoza o con Tigre?)
En Quilmes hay algunas internas dirigenciales preocupantes, y hoy se le da singular importancia a la reunión de directiva de esta noche.
Aníbal Fernández, el presidente, fue muy duro con otro dirigente (o ex), acusándolo de alegrarse cuando Quilmes no gana. Y estos cruces pueden generar problemas, que no deberían existir, cuando el objetivo de todas las partes es mantener al club en Primera. Pero, para eso, se sabe, debe haber unidad, que todos tiren para el mismo lado. Si no.... se sabe el final.

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