MARAVILLA, MONZON, NICOLINO

Con la cintura de Nicolino Locche, y esa costumbre de bajar la guardia para desafiar al rival a pegar, con la fuerza de Carlos Monzón para aplicar golpes que vayan minando las posibilidades del adversario, Sergio Maravilla Martínez llegó al título mundial mediano, después de una histórica pelea con el mexicano Julio César Chavez junior. Fueron doce asaltos inolvidables, los primeros once ampliamente favorables al quilmeño y el duodécimo, mostrando superior al azteca, que colocó manos, que no sólo derribaron a Maravilla sino que pusieron en peligro su segura victoria, con la sombra del nocaut dando vueltas. Ese round doce, y esas manos de Chavez, hicieron recordar a la única vez que Monzón sintió el golpe de un rival, que lo obligaron a abrazar a su adversario, Bennie Briscoe, mirando desesperado las agujas del reloj que marcaban el final de la vuelta. Sergio Martínez llegó a la cima a los 37 años, después de haber recorrido un largo camino, superando múltiples vallas y alcanzando el objetivo que sólo consiguen los grandes, sobre todo cuando eso se da de la manera que le ocurrió al quilmeño. Cuando en el 2000 se fue del país, era para buscar un destino. Partía con una mano atrás y otra adelante, y encontró el brazo extendido de los Sarmiento, papá Antonio y Pablo, hoy entrenador del pugilista quilmeño. Después de la pelea nos enteramos que Maravilla había sufrido fractura de su mano y lesión importante en la rodilla, que determinarán una operación en España y alrededor de seis meses sin poder boxear. El dijo que le va a dar oportunidad a todos los grandes de la categoría y que le gustaría pelear en el Luna Park, donde seguramente muchos argentinos, y quilmeños en particular, le darán el aliento que se ganó a puro sacrificio. El tiempo no lo favorece, porque está cerca de los 40. Sin embargo, será cuestión de aprovechar al máximo el tiempo deportivo que aún le queda para justificar el revuelo que armó con este combate, haciendo recordar a los argentinos otros tiempos, como cuando peleaban Locche, Palma, Monzón, Bonavena, Accavallo, Coggi y tantos otros que atraían multitudes.

Comentarios