EL ADIOS A HIPOLITO

Hoy a la madrugada se nos fue Don Hipólito. Un hombre que vivía a pocos metros del diario El Sol y que era un referente para todo el que pasara por su casa de República del Líbano, frente al centro de Jubilados Algo por qué vivir.
Hipólito Irigoyen (Irigoyen con I latina se encargaba de aclarar a todo aquel que le preguntaba el tema de ser homónimo de quien fue presidente radical de la Nación en dos oportunidades) era un hombre íntegro, de "los de antes", con valores arraigados y pensamiento abierto.
Había sido ferroviario y contenía esos principios que los viejos empleados del ferrocarril habían acuñado en la época en que el de los rieles era uno de los gremios más importantes de un país, que se fue haciendo de cara a esta vía de comunicación. La Argentina se hizo del puerto hacia el interior con las vías férreas, que sirvieron para conectar pueblos. La llegada del tren a cualquier estación del interior era un motivo de fiesta.
Lamentablemente, en los 90 el menemismo y las privatizaciones terminaron por asestarle un golpe de nocaut al ferrocarril. Recordar aquello del presidente Menem: ramal que cierra, no se abre más, y así fueron desapareciendo pueblos que habían construido su estructura apuntando a la estación.
Don Hipólito era radical, incursionó en política, integró el partido quilmeño que postuló la candidatura del ex intendente Cassanello, pero fundamentalmente era hombre de fútbol, cervecero hasta los tuétanos.
Uno de los directivos del Quilmes AC de las épocas de otrora, cuando los dirigentes se metían en el barro para buscar futbolistas, que no sólo tenían la camiseta puesta sino que lo expresaban en cuanta posibilidad se daba.
 En su época el Quilmes AC atendía a la prensa como correspondía, y el QAC, junto a don Horacio Riviere, fue ganando premios de AFA, para los clubes que mejor atendían a los periodistas.
Fue uno de los fundadores de la agrupación Azul y Blanca, en la época en que el tema Alma los Blancos resonaba en los parlantes del viejo estadio de Guido y Sarmiento.
 También fue el creador de la ceremonia de arrojar papelitos en los estadios. Esta historia la relató Hipólito en muchísimas ocasiones, porque fue la primera vez que en un estadio se tiraron papelitos, en realidad etiquetas de la Cervecería. Fue en el estadio de Banfield, en un partido que ganó el Cervecero 1 a 0 con gol de Del Moro.
 Según contó Irigoyen en la Cervecería se iban a desprender de cientos de etiquetas, ya en desuso. El supuso que no debían tirarse a la basura y que podrían servir a los hinchas para recibir al equipo en un estadio. Así fue que sumó muchísimas y logró llevarlas al estadio de Banfield en ese famoso partido, que a todos sorprendió la nube que cayó sobre el estadio del Taladro, por primera vez en la historia del fútbol argentino.
 Esa costumbre adquirió particular resonancia en el mundial 78, cuando Caloi con su personaje Clemente alentaba tirar papelitos en los estadios y encontraba la oposición del relator José María Muñoz, quien pretendía que eso no sucediera, porque creía que eso le hacía mal país en medio de un mundial. Lo que ocultaba Muñoz era que el Mundial era una pantalla para tapar las tropelías que cometían los militares, en cuanto a desapariciones, torturas, etcétera.
 Don Hipólito decidió irse hoy, y seguramente desde el cielo sigue palpitando a su querido Cervecero, que hoy le dedicó una importante victoria en el nuevo estadio, en el Centenario, un 4 a 0 memorable sobre Gimnasia de Jujuy.
 Adiós Hipólito, y las condolencias a su hermosa familia.

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