QUILMES Y LA SORPRESA

El día después tiene un sabor muy especial para Quilmes. No sólo se trata de imaginar el pensamiento del hincha, que a la hora de hurgar en la historia difícilmente encuentre una victoria de esta magnitud en Tucumán o en algún otro lugar del interior del país, sino de sacarse la cuota de sorpresa que el resultado provoca.
Deja, sin duda, un gran interrogante. Quizás sea una manera de demostrar, con el nuevo técnico, que en fútbol siempre se puede cuando hay convicciones.
No se puede imaginar lo que hubiese ocurrido si el técnico Caruso Lombardi no se hubiese ido a San Lorenzo y hubiese estado en el banco ayer en Tucumán.
Eso entra en el imaginario popular y en lo que pudo ser, la realidad es que el nuevo cuerpo técnico, prácticamente sin tiempo para incidir, se encuentra con una gran apuesta para pensar en el protagonismo y en seguir hasta el final la lucha por uno de los lugares de privilegio, incluido el ascenso directo.
Ahora el Cervecero cuenta con una larga semana para preparar el gran partido del lunes 16 con Central en el Centenario, que puede ser decisivo a la hora de sacar ventajas ante un rival directo como el Canalla de Rosario.
Aunque antes hay otra parada difícil, el miércoles allá lejos en la hermosa San Juan, en el estadio del Bicentenario, ante River, por la Copa Argentina. Más allá de que este torneo tiene poca importancia hacia el futuro, a pesar de que seguir en la competencia suma dinero, se trata de un compromiso difícil ante un rival que llegó a la categoría casi sin pensarlo y que debe sufrir lo que significa estar en el segundo torneo del fútbol argentino.
El ex combatiente Omar De Felippe dijo que el triunfo en Tucumán fue de los jugadores exclusivamente, diciendo las cosas como corresponde porque poco pudo haber influido su presencia, con apenas 48 horas de trabajo en el Cervecero.
De todas maneras, aunque sea por influencia, algo dejó, porque por ejemplo armar una dupla de ataque que no estaba en los planes de nadie (seguramente Caruso no la hubiese puesto), con Vázquez y Diz, precisamente dos delanteros cuestionados por los hinchas, en virtud de sus bajas actuaciones.
Sin embargo, en el Jardín de la República, tal vez liberados de presiones y queriendo demostrar que hay que tenerlos en cuenta, no sólo se anotaron en tres de los cuatro goles sino que dijeron presente.
Un problema, saludable por cierto, para el cuerpo técnico que ya podrá contar en el próximo partido con la vuelta del uruguayo Cauteruccio, quien es el delantero más importante, al menos desde que la lesión de Telechea lo dejó afuera de todo.
Quilmes vive el presente con toda emoción y con toda ilusión. Su gente así lo siente y espera colmar el Centenario el lunes 16. Antes vivirá la contienda con River en San Juan, por la tele y/o escuchando la radio.
El futuro se abre promisorio, y vale la pena alentarlo.

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