QUILMES: CANALLADA CENTRAL

Era el partido más esperado, porque los dos llegaban en una posición expectante en la tabla. Quilmes, tercero, con 52 puntos y su rival, Central, cuarto con 50.
Sin embargo, ganó el visitante, con el penal que a los 30 minutos concretó Castillejo.
Allí se definió el pleito, porque Central supo mantener el resultado sin sufrir demasiados sofocones y Quilmes no pudo ni supo quebrar la adversidad. Ahora Quilmes quedó cuarto y Central, tercero, cuando restan apenas 9 fechas para la conclusión del Nacional B.
Quilmes nunca alcanzó a comprender la importancia de esta final anticipada, no encontró el partido y terminó produciendo una de sus peores perfomances. El rival estuvo ordenado, manejó el medio campo y controló el ritmo hasta llegar a la jugada de la media hora, en que el juez Patricio Loustau cobró un penal, que desde la tribuna popular dejó alguna duda (habrá que verlo por televisión pero desde los programas partidarios nunca se objetó la decisión del árbitro, lo que hace suponer que este séptimo penal que le dieron al rosarino fue tal).
El hincha de Quilmes sintió la amargura de la derrota -Quilmes no perdía de local desde aquella caída también por 1 a 0 frente a Desamparados- y se fue algo preocupado
Cuando se juega mal, generalmente se pierde, pero cuando todos los futbolistas se confabulan para hacerlo, entonces vale la preocupación de cara al futuro.
Porque quedó latente en el hincha de Quilmes la pregunta del millón: ¿es éste el mismo equipo que fue a Tucumán y ganó, goleó y gustó con un histórico 4 a 0?¿Había sido tan buena la labor de Vazquez, Diz, y los demás allá, como para entender cómo habían cambiado tanto en la tarde noche de hoy, aunque Diz apenas jugó unos minutos?
Salvo Trípodi, quien prácticamente no tuvo trabajo -Central sólo llegó una vez vía Lequi, que se perdió un gol increíble, aparte de la jugada del penal- el resto mostró una muy pálida imagen.
Desubicado Carli en la posición de 4, errático Sebastián Martínez en tal vez su peor partido en el equipo, confundido Aguero y voluntarioso Corvalán, el medio tuvo puntos muy flojos en Garnier, errático, Caneo, desubicado, Díaz, perdido y Mansilla, intrascendente, al igual que los delanteros Vazquez y Cauteruccio. Todos conformando una muestra acabada de imprecisiones por doquier.
Podían jugar todo lo que quisieran, Central seguiría controlando el resultado favorable, sin preocuparse demasiado por aumentarlo, y Quilmes continuaría contrariado con su propia imagen.
La preocupación que dejó el equipo tiene una semana para buscar la recuperación. El próximo lunes 23 Quilmes visitará a Patronato en Paraná, para retomar la senda de la victoria y recuperar el terreno perdido.
El técnico De Felippe tendrá tiempo para trabajar y demostrar que el paso por Tucumán no fue un espejismo, o por el contrario, que la mala perfomance de hoy fue una señal de realidad.
Faltan nueve fechas, y en la próxima se enfrentan el líder, Instituto con 59 puntos y el escolta River, con 55. Central tendrá una contienda a priori accesible, recibiendo a Deportivo Merlo.
Quilmes perdió esta final anticipada y por ende, quedó relegado en la ilusión de luchar por el ascenso directo.
Esos sueños con que llegaron los hinchas quilmeños se transformaron en pesadilla final, de la misma manera que la multitud que acompañó al Canalla se fue cantando su alegría, porque el Rosarino se pone en fila para pelearle un lugar a River, o más lejos, Instituto.
Es cierto que Central apenas tiene un punto más que Quilmes, pero un shock como el de hoy produce sensaciones mucho mayores. En este tramo decisivo del torneo, las defecciones golpean mucho más, de la misma manera que los éxitos entusiasman sobremanera.
Quilmes acunó una ilusión y tropezó con una realidad, el tiempo dirá hasta qué punto es posible imaginar que se podría dar una recuperación.
La realidad volteó la ilusión, esa misma realidad que sufrió el jefe de recaudación del Quilmes AC, Carlos Martín, según se anunció en el programa de Adrián Di Blasi- quien fue asaltado al llegar a su domicilio, cuando llevaba la recaudación del partido en materia de plateas de los hinchas rosarinos (80 mil pesos). Esa misma
realidad que a esa hora en Rodolfo López y Andrés Baranda, volviendo a casa,
mostraba un corte y vecinos que reclamaban mayor seguridad.





En fin, la noche se cerró amarga. Quilmes perdió después de mucho tiempo -la última vez en casa había sido con Desamparados y fuera de ella, con Defensa en Varela- y tendrá que trabajar muchísimo para retomar la senda del buen juego, única capaz de encaminar a la victoria.
Entretanto queda flotando una inquietud:¿Podrá De Felippe devolver la confianza al equipo?¿Se sentirá demasiado el cambio de técnico?¿Habrá acertado Aníbal Fernández al autorizar a Caruso a negociar su paso a San Lorenzo para salvarlo de todo?¿Qué pasa si Quilmes no mantiene el cuarto puesto en el que lo dejó Caruso...?
Preguntas a las que el tiempo podrá dar respuesta. La primera estará el próximo lunes allá en la hermosa capital entrerriana.







No podía entender cómo podía ser que este mismo equipo haya hecho pata ancha en Tucumán con un histórico 4 a 0. Los mismos de esa actuación en el norte, hoy estuvieron erráticos, distraídos, imprecisos...
El Cervecero flaqueó en defensa, aunque Central le llegó muy poco -la más clara, aparte del penal, fue el remate de Lequi por encima del travesaño desde muy cerca- y facilitó las acciones del rosarino, que de habérselo propuesto seguramente hubiese complicado aún más la suerte del local.
Carli se sintió desubicado como 4, Sebastián Martínez debió haber jugado uno de sus peores partidos, Aguero estuvo desconcertado y Corvalán aportó voluntad pero sin claridad.
El medio, donde se cocinan a fuego lento la suerte de los partidos, fue ganado fácilmente por el visitante, que aprovechó el desorden de Garnier, el desconcierto de Díaz y la falta de ubicación de Miguel Caneo, junto a un Jacobo Mansilla intrascendente (luego fue reemplazado por Rivero, que aportó poco). Y arriba, Cauteriuccio y Vázquez no aparecieron, absorbidos sin demasiados problemas por los defensores rosarinos.
La multitud que acompañó al visitante se fue cantando su alegría, sabiendo que el equipo de Arroyito comienza a calzarse el cartel de candidato en la lucha por el ascenso directo -hoy está a dos puntos de River, y a seis del líder Instituto, cuando en la próxima fecha el puntero visita al Millonario en gran choque.
Quilmes, si bien quedó a un punto de Central, dejó mucha tela de preocupación.
La gran pregunta que quedó flotando es la siguiente: ¿fue una mala tarde noche del Cervecero o es un anticipo de lo que viene?¿Se habrá sentido la incursión por el interior, con River por la Copa Argentina y con Atlético en Tucumán?
El nuevo técnico Omar De Felippe tendrá una semana para trabajar en el replanteo de las cosas, pensando en el partido del lunes 23 con Patronato en Paraná. Hay mucho tiempo para mover las piezas, corregir los errores y devolver al equipo la confianza en las propias fuerzas.
Seguramente el hincha en algún momento habrá pensado en la ausencia de Caruso Lombardi y su repentización para responder ante las adversidades. Quilmes no ha perdido en el torneo dos veces seguidas y De Felippe debe demostrar que eso es posible.
En la tierra entrerriana, entonces, será la gran apuesta para saber qué puede pasar con el Cervecero en el futuro.
Una derrota duele, máxime en una final anticipada, pero hay mucho camino a recorrer y habrá que levantarse rápidamente.
De la ilusión se pasó a la realidad... y en la vuelta a casa, un piquete en Andrés Baranda y Rodolfo López reclamaba por la falta de seguridad ... La realidad siempre aparece a la vuelta de la esquina.

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