Menuda tarea le toca al coach de Quilmes, Ricardo Caruso Lombardi, porque debe recomponer las piezas que no ensamblaron ante Desamparados -en todo caso hacer los cambios que resulten necesarios para modificar la imagen- y buscar una victoria, nada menos que en Florencio Varela y sin hinchas quilmeños (porque el COPROSEDE no ha autorizado que los visitantes vayan el sábado al Tomaghello, de la misma manera que cuando se juegue en Quilmes ha de ser sin hinchas de Defensa).
En estas condiciones adversas, aunque algunos creen que la mejor forma de dar vuelta la taba es en la mayor adversidad -de visitante y sin hinchas- Caruso va a tener que defender su tesis y demostrar que lo que ha pasado ante Desamparados apenas fue una mala tarde.
Quilmes necesita ganar en Varela y junto a ello, cambiar su imagen, para devolver a su gente la fe en las posibilidades en este largo y tortuoso torneo.
Una de las cosas que ha de tener que demostrar el equipo es si lo de Chacarita en San Martín fue un espejismo o si la realidad es la que expuso ante los sanjuaninos. Entre esos dos extremos, ha de estar la imagen que debe buscar el equipo, que esta vez no puede tener la excusa de la gente.
Caruso sabe que se juega demasiado en esta oportunidad. No sólo por el hecho de que este partido se toma como un clásico, al menos zonal, es cierto con mayor énfasis en los varelenses, sino porque las chispas que se encendieron en la lamentable tarde pasada -con insultos, acusaciones, plateístas irritados y Caruso devolviendo los insultos- sólo podrán apagarse con una buena actuación.
Defensa es una buena medida para saber dónde está parado el equipo, pensando que el 18 de noviembre ha de venir Gimnasia al Centenario, en un clima que no ha de ser el mejor si en Varela se vuelve a repetir la historia negra que se mostró ante Desamparados.
En todo caso, Caruso tiene que demostrar que los futbolistas lo entienden y que responden a sus ideas. Una materia difícil con un examen de alta intensidad. ¿Podrá salir airoso...?
En estas condiciones adversas, aunque algunos creen que la mejor forma de dar vuelta la taba es en la mayor adversidad -de visitante y sin hinchas- Caruso va a tener que defender su tesis y demostrar que lo que ha pasado ante Desamparados apenas fue una mala tarde.
Quilmes necesita ganar en Varela y junto a ello, cambiar su imagen, para devolver a su gente la fe en las posibilidades en este largo y tortuoso torneo.
Una de las cosas que ha de tener que demostrar el equipo es si lo de Chacarita en San Martín fue un espejismo o si la realidad es la que expuso ante los sanjuaninos. Entre esos dos extremos, ha de estar la imagen que debe buscar el equipo, que esta vez no puede tener la excusa de la gente.
Caruso sabe que se juega demasiado en esta oportunidad. No sólo por el hecho de que este partido se toma como un clásico, al menos zonal, es cierto con mayor énfasis en los varelenses, sino porque las chispas que se encendieron en la lamentable tarde pasada -con insultos, acusaciones, plateístas irritados y Caruso devolviendo los insultos- sólo podrán apagarse con una buena actuación.
Defensa es una buena medida para saber dónde está parado el equipo, pensando que el 18 de noviembre ha de venir Gimnasia al Centenario, en un clima que no ha de ser el mejor si en Varela se vuelve a repetir la historia negra que se mostró ante Desamparados.
En todo caso, Caruso tiene que demostrar que los futbolistas lo entienden y que responden a sus ideas. Una materia difícil con un examen de alta intensidad. ¿Podrá salir airoso...?
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