El juego mediático del técnico de Quilmes, Ricardo Caruso Lombardi, se mueve dentro de un ambiente muy especial, y él lo sabe.
Toma al fútbol como un juego y la pantalla como un instrumento. Por eso no debe extrañar que haya deslizado en una radio que, si lo dejan, podía conversar con otro, en este caso Newell`s, para suceder a Torrente, el técnico que recomendó Bielsa y que en el club rosarino tuvo más pesares que alegrías.
Así las cosas, desde Quilmes el presidente, Carlos Coloma, desechó las especies pero, se sabe, aquí mandan los resultados, y en todo caso si a Caruso no le van bien las cosas -léase una caida en Mar del Plata- cada partido de local será un drama.
Sin ir más lejos, hasta que llegó el gol de Facundo Diz, con el gran aporte de la expulsión de Rodrigo Lemos, desde la platea se escuchaba ese famoso runrun de críticas al técnico.
Todo se acalló con los goles. Ahora viene la prueba marplatense y habrá que ver de qué manera llega Caruso al partido del martes con los tucumanos.
Caruso prometió quedarse a cumplir el contrato hasta el 30 de junio próximo, sin embargo juega al juego que más le gusta, y por eso no debe extrañar que cada vez que un club de primera se queda sin técnico, su nombre circule.
Nadie debe olvidar que alguna vez el mediático técnico aseguró que le había costado muchísimo llegar a dirigir en Primera División, llegando desde el ascenso, y hasta último momento jugó a seguir en la categoría cuando Quilmes descendió, pero fue convencido y cumplió su palabra. Eso no quita que siga jugando al juego del me quedo y me voy. Es Caruso, y le gusta cantar, adentro y afuera.
Toma al fútbol como un juego y la pantalla como un instrumento. Por eso no debe extrañar que haya deslizado en una radio que, si lo dejan, podía conversar con otro, en este caso Newell`s, para suceder a Torrente, el técnico que recomendó Bielsa y que en el club rosarino tuvo más pesares que alegrías.
Así las cosas, desde Quilmes el presidente, Carlos Coloma, desechó las especies pero, se sabe, aquí mandan los resultados, y en todo caso si a Caruso no le van bien las cosas -léase una caida en Mar del Plata- cada partido de local será un drama.
Sin ir más lejos, hasta que llegó el gol de Facundo Diz, con el gran aporte de la expulsión de Rodrigo Lemos, desde la platea se escuchaba ese famoso runrun de críticas al técnico.
Todo se acalló con los goles. Ahora viene la prueba marplatense y habrá que ver de qué manera llega Caruso al partido del martes con los tucumanos.
Caruso prometió quedarse a cumplir el contrato hasta el 30 de junio próximo, sin embargo juega al juego que más le gusta, y por eso no debe extrañar que cada vez que un club de primera se queda sin técnico, su nombre circule.
Nadie debe olvidar que alguna vez el mediático técnico aseguró que le había costado muchísimo llegar a dirigir en Primera División, llegando desde el ascenso, y hasta último momento jugó a seguir en la categoría cuando Quilmes descendió, pero fue convencido y cumplió su palabra. Eso no quita que siga jugando al juego del me quedo y me voy. Es Caruso, y le gusta cantar, adentro y afuera.
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