La adrenalina de la primera vez debe estar corriendo en estas horas por el plantel de Quilmes, que el domingo, en el horario televisivo de las 11, por Canal 7, visitará a Boca Unidos por la primera fecha del torneo Nacional B.
El Cervecero vuelve a la principal categoría del ascenso luego de su corto paso por primera, con ese primer tramo horrible, que se caracterizó por el amontonamiento de jugadores y la poca cintura del técnico Hugo Tocalli primero, y después Leonardo Madelón, para armar un equipo competitivo.
Llegó Ricardo Caruso Lombardi y le dio un sprint final tremendo al equipo, que no alcanzó para jugar la Promoción pero por lo menos mantuvo en vilo al hincha por el milagro de la permanencia.
Producido el descenso, el equipo mantuvo una buena base y trajo una quincena de jugadores por igual cantidad que se fue.
Sigue el cuerpo técnico, lo que de por sí parece ser una garantía, y se abre una incógnita enorme en esta nueva categoría, y debutando en un escenario que no le fue grato en la última oportunidad por esta categoría (allí el equipo de Jorge Ghiso cayó por un estrepitoso 4 a 0).
Quilmes armó un equipo con jugadores de buen porte -al técnico Caruso le gustan las torres porque dice que son fundamentales para controlar los centros aéreos y las posibilidades de los delanteros rivales, también torres- y sueña con que esta base sirva para contrarrestar lo que pueda producir el equipo de la dupla Medero-Marini.
Siempre que empieza un torneo la expectativa es grande. En el Nacional B sigue la restricción para que los visitantes vayan a los estadios -el viernes 19 Quilmes recibirá en el Centenario al equipo de Giunta, Almirante Brown- y están puestas las ilusiones en un torneo que se las trae, con la incorporación de tres equipos que han sido campeones de primera: Huracán, Quilmes y River, y otro que llega a la categoría después de varios años de ausencia: Gimnasia y Esgrima La Plata.
La presencia de River Plate es toda una novedad, porque el Millonario aparece en la principal categoría del ascenso por primera vez en su historia más que centenaria.
Esto, que parecía imposible, se ha concretado y le ha dado al torneo un interés aún mayor, porque River mantuvo la base y se reforzó con importantes elementos, entre ellos dos que decidieron regresar al país para aportar un rápido retorno a Primera: el Chori Domínguez y Fernando Cavenaghi.
Junto a ellos, River llevó a dos figuras de Godoy Cruz, como Aguirre y Sánchez, y está capacitado, a priori sin duda, para transformar en un mero trámite este amargo trance.
Sin embargo, el Nacional B es un torneo duro, muy viajado, a los visitantes se les hace sentir esa circunstancia, mucho más agravada si no concurre gente de esa divisa, entonces habrá que ver si River demuestra que "el más grande sigue siendo..." o si por el contrario, lo que se puede considerar como un trámite, un sueño de rápido retorno, termina siendo una pesadilla.
En el caso Quilmes, un club acostumbrado a los avatares de ascensos y descensos, existe toda una ilusión en marcha que jugará su primer capítulo en la tierra correntina.
El Cervecero vuelve a la principal categoría del ascenso luego de su corto paso por primera, con ese primer tramo horrible, que se caracterizó por el amontonamiento de jugadores y la poca cintura del técnico Hugo Tocalli primero, y después Leonardo Madelón, para armar un equipo competitivo.
Llegó Ricardo Caruso Lombardi y le dio un sprint final tremendo al equipo, que no alcanzó para jugar la Promoción pero por lo menos mantuvo en vilo al hincha por el milagro de la permanencia.
Producido el descenso, el equipo mantuvo una buena base y trajo una quincena de jugadores por igual cantidad que se fue.
Sigue el cuerpo técnico, lo que de por sí parece ser una garantía, y se abre una incógnita enorme en esta nueva categoría, y debutando en un escenario que no le fue grato en la última oportunidad por esta categoría (allí el equipo de Jorge Ghiso cayó por un estrepitoso 4 a 0).
Quilmes armó un equipo con jugadores de buen porte -al técnico Caruso le gustan las torres porque dice que son fundamentales para controlar los centros aéreos y las posibilidades de los delanteros rivales, también torres- y sueña con que esta base sirva para contrarrestar lo que pueda producir el equipo de la dupla Medero-Marini.
Siempre que empieza un torneo la expectativa es grande. En el Nacional B sigue la restricción para que los visitantes vayan a los estadios -el viernes 19 Quilmes recibirá en el Centenario al equipo de Giunta, Almirante Brown- y están puestas las ilusiones en un torneo que se las trae, con la incorporación de tres equipos que han sido campeones de primera: Huracán, Quilmes y River, y otro que llega a la categoría después de varios años de ausencia: Gimnasia y Esgrima La Plata.
La presencia de River Plate es toda una novedad, porque el Millonario aparece en la principal categoría del ascenso por primera vez en su historia más que centenaria.
Esto, que parecía imposible, se ha concretado y le ha dado al torneo un interés aún mayor, porque River mantuvo la base y se reforzó con importantes elementos, entre ellos dos que decidieron regresar al país para aportar un rápido retorno a Primera: el Chori Domínguez y Fernando Cavenaghi.
Junto a ellos, River llevó a dos figuras de Godoy Cruz, como Aguirre y Sánchez, y está capacitado, a priori sin duda, para transformar en un mero trámite este amargo trance.
Sin embargo, el Nacional B es un torneo duro, muy viajado, a los visitantes se les hace sentir esa circunstancia, mucho más agravada si no concurre gente de esa divisa, entonces habrá que ver si River demuestra que "el más grande sigue siendo..." o si por el contrario, lo que se puede considerar como un trámite, un sueño de rápido retorno, termina siendo una pesadilla.
En el caso Quilmes, un club acostumbrado a los avatares de ascensos y descensos, existe toda una ilusión en marcha que jugará su primer capítulo en la tierra correntina.
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