RIVER: ¿FUTBOL PARA TODOS?

Evidentemente, el fútbol para todos tiene los bemoles habidos y por haber, porque lo que ocurrió ayer con River en Córdoba no es más que un escándalo y sin embargo, se decide jugar la revancha en el Monumental con público.... y 2500 policías, o sea una cantidad casi tres veces superior al de un clásico digamos Real Madrid-Barcelona.
Sin embargo, nadie garantiza la seguridad de todos si, por ejemplo, River se va a la B por primera vez en una historia que lleva un centenario y una década.
Se designó a un árbitro como Sergio Pezzotta que no viene cumpliendo buenas perfomances en el fútbol local(el hincha de Quilmes lo tiene clarito con distintos arbitrajes de los últimos partidos, entre ellos el decisivo con Olimpo y el penal ignorado del arquero Ibañez a Romeo).
Así las cosas, parece haberse tomado el partido River-Belgrano como una cuestión de estado, habiéndose escuchado las cosas más insólitas en el supuesto de que el Millonario no revierta la situación.
En realidad, está perdiendo el partido 2 a 0 y debe darlo vuelta en 90 minutos, cosa no imposible por ser local, por el poder que representa y por más que sus jugadores no hayan concretado dos goles en un partido en casi todo el torneo de local -solamente con Huracán- la misión no es imposible. Aquí parece que las aguas van a calmarse (o no) si River lo da vuelta, porque si no es así, entonces -la lectura que se hace para que el partido no sea a puertas cerradas, como ocurrió en tantos encuentros últimamente por incidentes graves, no tanto como el sucedido en Córdoba- podrá arder Troya... y no alcanzarán 2500 policías para contener la indignación que eso puede generar.
Esperemos que la sangre no llegue al río de la Plata, que impere el sentido común, cuando últimamente en el fútbol parece ser el menos común de los sentidos. Ríos de tinta se han escrito al respecto, desde la intolerancia hasta la moderación, desde el despropósito hasta el equilibrio... el fútbol, River mediante, se ha transformado en un estado de crispación permanente, dividiendo aguas, formando bandos -los que quieren que River descienda y los que no lo quieren, sean o no del Millonario, sobre todo por lo que significaría dejar de lado en forma oficial el Superclásico -en todo caso la televisión inventará Superclásicos por todo el país para tapar esa ausencia-.
El fútbol está en llamas, algunos hablan de Grondona y compañía "facturando" a Passarella y compañía porque el Kaiser, hoy desaparecido en acción, fue a increpar al mandamás de AFA después del bochorno de Lousteau en el Superclásico... Pero la realidad, que es la única verdad, dice que River llegó a este infierno después de 114 partidos jugados, y por más que en el año haya sacado 57 puntos, una cifra interesante sin duda, no alcanzó para evitar este principio de incendio.
En la tarde del domingo 26, justamente cuando María Florencia esté festejando en Nueva Zelanda los 25 (en la quiniela, la gallina) River se estará jugando su destino futbolístico, que algunos toman casi -vale repetirlo- como un tema de estado, como si su descenso fuera algo así como la quiebra del Banco Nación. ¿No es demasiado...? Belgrano -el cordobés- podría decir como el mítico prócer Manuel, aunque acomodando las palabras en una Argentina tan futbolera: !Ay, fútbol mío...!

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