QUILMES: LA VIDA CONTINUA

Pasó Ríver, "y como de costumbre" se llevó los tres puntos del Centenario, con el gol de Ferrari en el primer tiempo, después de una gran jugada del equipo Millonario.
Ese gol le bastó al equipo de Jota Jota López para quedarse con la victoria, porque Quilmes cambió algo en el segundo tiempo -al menos fue más audaz, con el ingreso de Cauteruccio y Diego Torres- y las pocas situaciones que generó no las concretó "como de costumbre", para terminar escribiendo una página negativa más en este destino de Nacional B.
Hoy el técnico repitió la cantinela "merecimos ganar, nos faltó suerte, hicimos todo para ello...", en ningún momento utilizó la autocrítica para reconocer que se le concedió la ventaja a River, con un primer tiempo, más pensando en el arco propio que en el del rival. Así, Jota Jota Morales, un hombre que juega de espaldas y que no gana una ante su marcador, se transformó en ese "medio delantero", incapaz de conmover la estructura millonaria.
El gol de Ríver -los futbolistas Millonarios tocaron el balón ante "la mirada" de sus adversarios- volvió a mostrar los altibajos de este Quilmes desordenado y poco equilibrado.
La lentitud de Caneo, los enredos de Raymonda, los pozos repetidos de Morales, conjugaban un jeroglífico, que River resolvía fácilmente con oficio y sin esmerarse demasiado.
El complemento mostró algo más de Quilmes, que pudo haber empatado e incluso pudo merecerlo, pero fue una ráfaga que volvió a evidenciar la falta de gol de este equipo Cervecero, uno de sus grandes talones de Aquiles.
River dejó pasar los minutos, ralentó el partido al mejor ritmo de Caneo, y logró tres puntos que lo afirman en los puestos de vanguardia, le mejoran el promedio e incluso le dan confianza para pensar en la lucha por el título.
Quilmes sigue en un plano inclinado, sin encontrar respuestas y desperdiciando fecha tras fecha las últimas fichas que le otorga la ruleta del torneo.
Está cada vez más cerca el Nacional B, incluso ya habría que imaginar un plan para encarar lo que viene -dicen que se está conversando al respecto-, y sólo resta afrontar cada compromiso con lo mejor posible, como ocurrió hoy, dentro de sus múltiples limitaciones.
En la radio un periodista de FM Q señaló que un integrante del cuerpo técnico le había confesado que no entendía cómo se había armado este plantel "tan mal", agrupando futbolistas sin ton ni son, faltando piezas en lugares claves y abundando en otros. Un déficit que está de entrada, desde la llegada de Tocalli, y que nunca se pudo subsanar. Al contrario, en todo caso se mostró en cada presentación del equipo.
Para el próximo partido con Arsenal, el sábado 9 a las 16 en Sarandí -sí, frente al
equipo de Gustavo Alfaro- podrán volver Pablo Garnier y Sebastián Martínez, y no podrá estar Danilo Gerlo, por haber llegado a la quinta amarilla. Habrá que ver cómo está Romeo, el delantero que llegó con muchas ilusiones y que prácticamente vivió toda la temporada en el "país de la lesión".

Siempre, la gente

Sin duda, es lo mejor que tiene el Decano del fútbol argentino: la gente. Prácticamente colmó las tribunas y llenó las plateas, atraída por la ilusión de siempre de romper el maleficio. No hay que olvidar que con esta caida, Quilmes lleva en primera 14 derrotas en 27 partidos, con 9 empates y SOLO CUATRO VICTORIAS, números que dicen por sí solos la horrible campaña.
En la "era Caruso", en cuatro partidos, tuvo dos empates (Independiente y Argentinos Juniors) y dos caidas (Huracán y Ríver), con dos goles a favor y cuatro en contra), o sea apenas dos puntos sobre doce posibles. En los restantes 23 partidos -era Tocalli y era Madelón- ganó cuatro, empató siete y perdió doce, es decir, 19 puntos sobre 92, un 20 por ciento.
Estos números hablan por sí solos: llegaron 22 jugadores y nunca se pudo armar un equipo competitivo, toda una definición.
En medio de este desastre, siempre aparece la gente, esa que con otra casaca pudo haber bajado los brazos y que en el caso quilmeño sigue apoyando al equipo, no sin dejar de darse cuenta de que la realidad -Nacional B- está cada vez más cerca.
Hoy se pudo ver a los que van siempre, a los que no van nunca y a los que lo hacen de vez en cuando. El visitante era River, un motivo más que suficiente para dar el mejor marco al espectáculo.
Y por más que, como siempre, el otro se llevó todo, Quilmes dejó inalterable la fidelidad de sus hinchas.
Sólo queda esperar que se produzca el inevitable desenlace, mientras tanto habrá que seguir muriendo de pie, pensando en una gran concurrencia en Sarandí y en cada presentación quilmeña, fundamentalmente cuando Racing primero y Boca después lleguen al escenario del Decano.
Ojalá se entienda de una vez por todas que es necesario planificar el futuro, con criterio y sin soberbia. Quilmes necesita cambiar, si no lo son los dirigentes porque las elecciones están lejanas, al menos esas agrupaciones que arriman sus sueños al club deben ser tenidas en cuenta, fundamentalmente la voz de los jóvenes, que son los únicos que pueden darle otro sentido a una institución que merece mucho más que lo que hoy le dan los que mandan.

Comentarios