QAC: EL DIA DESPUES

Pasó Ríver y toda la ilusión a cuestas que se derrumbó como castillo de naipes. Quilmes todavía tiene vida, pero faltando 11 fechas, 33 puntos, parece determinado su destino de descenso. Sólo un milagro puede cambiar esta historia, y enancándose en eso el técnico Ricardo Caruso Lombardi busca explicaciones a una campaña, que es poquito mejor que la de Tocalli y de Madelón, pero que de ninguna manera alcanza para ser optimistas.
Incluso ya hay quienes dicen que Caruso Lombardi evalúa la posibilidad de conducir al equipo en el Nacional B, lo que, frente a tanto infortunio, daría una cuota de sentido común al sinsentido de tantos errores cometidos hasta ahora.
Quilmes trajo "una bocha" de jugadores y nunca armó un equipo, incluso el propio Caruso reconoce que el plantel se armó mal, y si bien no critica demasiado a los que se fueron, señala que se trajo mucho y mal. A tal punto que Caruso ha puesto futbolistas que no estaban en la consideración de sus antecesores, léase los ejemplos de Leyes, literarlmente congelado, y de Corvalán, uno de los chicos del club (como Cerro y Kalinski) a quienes Tocalli los consideró no están preparados para jugar en primera.
Hoy aquello es pasado. El presente es dramático y el futuro se parece más que nada a una lenta agonía hacia la categoría inferior. Frente a la realidad, que es la única verdad, hay que seguir luchando por el milagro, pero no descuidar la necesidad de ir pensando cómo encarar el Nacional B, un torneo muy viajado y cada vez más difícil para los equipos de Capital y el Conurbano.
Quilmes está pagando muy caro el precio de los errores cometidos. Se vivió un espejismo al comienzo y hoy se padece todo lo mal que se ha hecho. Sólo resta esperar que como ayer ante River el equipo caiga de pie, por más que se haya acostumbrado a perder. ¿Y si le gana al Arsenal del inolvidable Gustavo Alfaro...?

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