Tuvieron que pasar 14 fechas del torneo Apertura de primera división -y seis del anterior- para que Quilmes se acordara de festejar la Victoria. Derrotó en cancha de Banfield 2 a 1 a Godoy Cruz, con goles de Santiago Raymonda y Miguel Caneo, en la apertura y el cierre, respectivamente, del encuentro. Los mendocinos habían empatado en forma transitoria a los 33´ del primer tiempo, por el colombiano Jairo Castillo.
Fue un partido atípico. En cancha de Banfield, sin público, Quilmes sancionado por los hechos vandálicos del sábado tras la derrota en La Plata con Gimnasia.
Y en un encuentro donde se escuchaba el silencio -llámese lo que gritaban los técnicos, las palabras de los propios jugadores- en lo que parecía un partido de entrenamiento, con tribunas vacías, Quilmes rompió la maldita racha sin victorias.
Tres puntos para empezar a soñar con un futuro más promisorio, aunque sigue enterrado en el fondo de la tabla y de los promedios.
Quilmes ganó su primer partido del torneo, el tercero en la era Madelón (en realidad no hay Madelón o mejor dicho mal que dure cien años ni cosa que se le parezca) y después de perder con Banfield y Gimnasia, llegó el triunfo con un rival espectacular como este Godoy Cruz, que si bien no rayó a gran altura, mostró destellos del buen juego que pretende su técnico Omar Asad.
E incluso con el partido 1 a 1, faltando 3 minutos Ramirez hizo paralizar los corazones quilmeños, perdiéndose un gol increíble, ya que con todo el arco a su disposición tiró afuera.
Quizás haya sido la premonición porque en la siguiente jugada, Jota Morales se fue por derecha como puntero, tiró el centro y Caneo -que había entrado por Diego Torres- empalmó como 9 y derrotó a Torrico. El gol se gritó en Quilmes, en el silencio de Banfield y sirvió para festejar como hacía tiempo no se vivía en el club.
Ahora puede venir otra historia, aunque mucho no cambió en el tema números, pero ya se puede pensar en el viaje a Avellaneda el domingo 21 para visitar a la noche a Racing con otro rostro. Como para terminar al menos este Apertura con la mayor cantidad de puntos dentro de lo posible (luego de Racing, recibe a All Boys, visita a Boca, recibe a San Lorenzo y cierra en Bahía Blanca con Olimpo).
Quilmes renació de entre las cenizas, y si bien la euforia de la victoria no debe enloquecer, por lo menos vaya el festejo por hoy... mañana, Dios dirá, pero al menos no podía ser que siguieran los partidos y que el Decano del fútbol argentino no pudiera celebrar de a tres.
Ganó Quilmes, y en Banfield, como para disfrutarlo con un enorme abrazo a la distancia. En todo caso, el talismán llegó de Arenales y Peña, y bienvenido sea. Ojalá que no pase mucho para volver a ganar, como para ir "acostumbrándose" al sano deleite de la Victoria.
Fue un partido atípico. En cancha de Banfield, sin público, Quilmes sancionado por los hechos vandálicos del sábado tras la derrota en La Plata con Gimnasia.
Y en un encuentro donde se escuchaba el silencio -llámese lo que gritaban los técnicos, las palabras de los propios jugadores- en lo que parecía un partido de entrenamiento, con tribunas vacías, Quilmes rompió la maldita racha sin victorias.
Tres puntos para empezar a soñar con un futuro más promisorio, aunque sigue enterrado en el fondo de la tabla y de los promedios.
Quilmes ganó su primer partido del torneo, el tercero en la era Madelón (en realidad no hay Madelón o mejor dicho mal que dure cien años ni cosa que se le parezca) y después de perder con Banfield y Gimnasia, llegó el triunfo con un rival espectacular como este Godoy Cruz, que si bien no rayó a gran altura, mostró destellos del buen juego que pretende su técnico Omar Asad.
E incluso con el partido 1 a 1, faltando 3 minutos Ramirez hizo paralizar los corazones quilmeños, perdiéndose un gol increíble, ya que con todo el arco a su disposición tiró afuera.
Quizás haya sido la premonición porque en la siguiente jugada, Jota Morales se fue por derecha como puntero, tiró el centro y Caneo -que había entrado por Diego Torres- empalmó como 9 y derrotó a Torrico. El gol se gritó en Quilmes, en el silencio de Banfield y sirvió para festejar como hacía tiempo no se vivía en el club.
Ahora puede venir otra historia, aunque mucho no cambió en el tema números, pero ya se puede pensar en el viaje a Avellaneda el domingo 21 para visitar a la noche a Racing con otro rostro. Como para terminar al menos este Apertura con la mayor cantidad de puntos dentro de lo posible (luego de Racing, recibe a All Boys, visita a Boca, recibe a San Lorenzo y cierra en Bahía Blanca con Olimpo).
Quilmes renació de entre las cenizas, y si bien la euforia de la victoria no debe enloquecer, por lo menos vaya el festejo por hoy... mañana, Dios dirá, pero al menos no podía ser que siguieran los partidos y que el Decano del fútbol argentino no pudiera celebrar de a tres.
Ganó Quilmes, y en Banfield, como para disfrutarlo con un enorme abrazo a la distancia. En todo caso, el talismán llegó de Arenales y Peña, y bienvenido sea. Ojalá que no pase mucho para volver a ganar, como para ir "acostumbrándose" al sano deleite de la Victoria.
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