Siempre algo diferente tiene el primer partido en la primera división, y para Quilmes mucho más. El Cervecero logró un ajustado empate sobre el final, con el gol de Juan José Morales, cuando los hinchas parecían resignados a la derrota.
Ese gol sirvió de acicate para retomar el aliento y tener esperanza en los días que vienen.
Quilmes jugó mejor que Colón y mereció mejor suerte que el agónico empate. Pero esto es primera y los errores se pagan caro. El gol Sabalero, en una jugada confusa sobre el final del primer tiempo, era demasiado premio para los dirigidos por Antonio Mohamed.
El Cervecero fue más que Colón en casi todo el partido, pero tropezó con la falta de ensamble, propio de un equipo que recién se está armando.
La creatividad de Santiago Raymonda -sin duda la figura del local- tuvo escasa compañía en el resto del medio campo, más allá de la volunta de los uruguayos Morales y Varela, la predisposición de Gervasio Nuñez y del chileno Aranguiz.
Quilmes mostró flaquezas atrás, propias del escaso tiempo de jugar juntos -Roselli, Fontanini, Martínez y Broggi eran todos debutantes- y eso pudo aprovecharlo el visitante en los primeros minutos. Después equilibró Quilmes y buscó la victoria, por supuesto con los atenuantes de la falta de trabajo y el hecho de jugar con un solo delantero.
Con el gol de Colón sobre el final, el segundo tiempo abría un enorme interrogante. Porque el público Cervecero pareció sentir el golpe y literalmente calló su aliento, más allá de las ráfagas de esos primeros minutos en que estuvo cerca el empate.
El partido fue avanzando, Quilmes quería pero no podía y quedaba la sensación de que si se lo proponía Colón podía cerrar el resultado, sobre todo porque la ineficacia del local, generaba algunas dudas en el medio.
Sobre el final, la viveza criolla en un lateral, que se sacó rápidamente, generó el centro, el abanico del ingresado Romeo y el gol de Jota Morales. Justicia y esperanza.
Siempre es importante la primera vez, máxime en primera división. Quilmes entendió desde el vamos que esta categoría no perdona. Tendrá que trabajar muchísimo para enfrentar lo que viene -nada menos que Estudiantes el domingo a las 18.20 en el Centenario, donde el Cervecero será visitante (¿raro, sin duda, ser visitante en casa?) y luego recibirá también en Quilmes a este Lanús que comenzó ganándole de visitante a Arsenal, con una buena demostración de fútbol.
Quilmes llegó a primera, pasó el primer examente con un aprobado, dejó la sensación de tener que ir corregiendo muchas cosas pero para quienes suponían que este mosaico de individualidades podría sufrir las consecuencias de entrada, tuvieron una buena respuesta de los futbolistas, que quisieron demostrar al técnico Tocalli que hay ganas de trascender.
Por la multitud que se acercó al Estadio, vale la respuesta. Primera tiene todo diferente, hasta la manera de ver el fútbol. Por eso, esta primera vez valió la pena. Ojalá se siga creciendo.
Ese gol sirvió de acicate para retomar el aliento y tener esperanza en los días que vienen.
Quilmes jugó mejor que Colón y mereció mejor suerte que el agónico empate. Pero esto es primera y los errores se pagan caro. El gol Sabalero, en una jugada confusa sobre el final del primer tiempo, era demasiado premio para los dirigidos por Antonio Mohamed.
El Cervecero fue más que Colón en casi todo el partido, pero tropezó con la falta de ensamble, propio de un equipo que recién se está armando.
La creatividad de Santiago Raymonda -sin duda la figura del local- tuvo escasa compañía en el resto del medio campo, más allá de la volunta de los uruguayos Morales y Varela, la predisposición de Gervasio Nuñez y del chileno Aranguiz.
Quilmes mostró flaquezas atrás, propias del escaso tiempo de jugar juntos -Roselli, Fontanini, Martínez y Broggi eran todos debutantes- y eso pudo aprovecharlo el visitante en los primeros minutos. Después equilibró Quilmes y buscó la victoria, por supuesto con los atenuantes de la falta de trabajo y el hecho de jugar con un solo delantero.
Con el gol de Colón sobre el final, el segundo tiempo abría un enorme interrogante. Porque el público Cervecero pareció sentir el golpe y literalmente calló su aliento, más allá de las ráfagas de esos primeros minutos en que estuvo cerca el empate.
El partido fue avanzando, Quilmes quería pero no podía y quedaba la sensación de que si se lo proponía Colón podía cerrar el resultado, sobre todo porque la ineficacia del local, generaba algunas dudas en el medio.
Sobre el final, la viveza criolla en un lateral, que se sacó rápidamente, generó el centro, el abanico del ingresado Romeo y el gol de Jota Morales. Justicia y esperanza.
Siempre es importante la primera vez, máxime en primera división. Quilmes entendió desde el vamos que esta categoría no perdona. Tendrá que trabajar muchísimo para enfrentar lo que viene -nada menos que Estudiantes el domingo a las 18.20 en el Centenario, donde el Cervecero será visitante (¿raro, sin duda, ser visitante en casa?) y luego recibirá también en Quilmes a este Lanús que comenzó ganándole de visitante a Arsenal, con una buena demostración de fútbol.
Quilmes llegó a primera, pasó el primer examente con un aprobado, dejó la sensación de tener que ir corregiendo muchas cosas pero para quienes suponían que este mosaico de individualidades podría sufrir las consecuencias de entrada, tuvieron una buena respuesta de los futbolistas, que quisieron demostrar al técnico Tocalli que hay ganas de trascender.
Por la multitud que se acercó al Estadio, vale la respuesta. Primera tiene todo diferente, hasta la manera de ver el fútbol. Por eso, esta primera vez valió la pena. Ojalá se siga creciendo.
Comentarios