DIEGO, EL DIA DESPUES

Sólo Diego Armando Maradona pudo haberlo hecho posible. Si alguien pensaba que el retorno de la selección argentina y su cuerpo técnico a la Argentina, tras la dolorosa eliminación con una goleada catástrofica ante Alemania, seguramente se equivocó de medio a medio. Porque una multitud acompañó el retorno, y la gente, más allá del dolor de la derrota y del adiós a Sudáfrica, le agradeció a técnico y jugadores esos días de fiesta que se vivieron cada vez que jugó el conjunto albiceleste.
Lógicamente, duele la derrota, máxime perder así ante un rival que fue superior en todas las líneas y que le aplicó una puñalada al corazón a las ilusiones de todos. Sin embargo, el público quiso reconocer el esfuerzo, y tal vez, sólo por tratarse de Maradona, cambió lo que pudo ser un repudio generalizado a esta selección que pagó caro el precio de sus errores.
Como dijo el periodista Horacio Pagani, desde el principio el equipo de Diego jugó a todo o nada, comenzó ganando todo y ayer se quedó sin nada, porque el rival le hizo sentir la diferencia, no sólo por el gol de pelota parada del principio sino por las otras tres definiciones, que pudieron ser más.
Argentina fue una suma de voluntades, no un equipo, y eso se sufrió ante un elenco consolidado e inteligente.
Pero más allá de los errores, el regreso no fue traumático. Por más que los rostros de Mascherano y Heinze, por citar los más abatidos, dijeran lo contrario la multitud dijo gracias y pidió que Diego siga al frente de la selección.
El tiempo dirá de qué manera el Diez define su futuro con la selección. Por ahora, su sola imagen es capaz de revertir bronca y desazón por los desatinos técnicos o tácticos, por aplauso y admiración.
En el futuro, cuando las aguas se calmen y haya que empezar a descifrar lo que pasó en Sudáfrica se podrá saber a ciencia cierta cuál es el destino del cuerpo técnico y de los futbolistas.
Como alguna vez nos retó Ortega y Gasset con aquello de "Argentinos, a las cosas", mañana mismo empieza el tiempo de lo doméstico, no sólo el fútbol local sino el futuro de la selección, que el año próximo tendrá que jugar la Copa América en nuestro país. La gran pregunta: ¿será con Maradona...?
Al ver esa gente recibiendo al equipo y al técnico como si hubieran ganado el título, no hay más que rascarse la cabeza y pensar qué fenómeno inefable genera Diego Armando Maradona.
Sólo él ha podido cambiar una derrota histórica -quizás comparable a aquella de Suecia 58, o el 6 a 0 con Colombia en Ríver y con Alfio Basile, o la misma caida 6 a 1 con Bolivia en La Paz...- de todas maneras queda flotando en el ambiente una sensación difícil de explicar. Si pensábamos que de entrada nomás ganarían los Toti Pasman o Sanfilippo a la hora de buscar culpables o explicaciones, el fenómeno de hoy parece decir lo contrario.
Seguramente vendrán las críticas por doquier, el análisis de los errores, etcétera, pero en todo caso habrá que aprender la tremenda lección que dio Alemania. Y partir de esta base para encarar lo que viene con mayor sentido profesional. Equilibrio es la palabra, porque de tener al mejor futbolista del mundo en el banco, al mejor de todos en el equipo, a los grandes goleadores del mundo, etcétera, no se puede caer en los tremendos baches tácticos o estratégicos que dio el equipo atrás y que terminaron por costarle una derrota inolvidable.
Ojalá se sepa "leer" lo que enseñó Sudáfrica y se apueste al futuro por aquello de que éste, nuestro querido país, sigue amando al fútbol y a los futbolistas, que en todo el mundo muestran su talento. Habrá que juntarlos otra vez para buscar una gloria que hoy solo disfruta la gente, o una parte de ella. Tal vez quiera esquivar la realidad, pero el pueblo encuentra en el fútbol esa pequeña cuota de felicidad que muchas otras cosas de la vida no le dan.

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