PLANETA QUILMES

Por Eduardo Menescaldi

Llegué al "Planeta Quilmes" allá por 1975, un año glorioso para el Quilmes AC, porque ganó el torneo de la entonces Primera B del fútbol argentino con una enorme campaña futbolística. El equipo, que dirigía el Colorado Antonio D´Accorso, ascendió prácticamente de punta a punta, con apenas dos derrotas. Era un equipo que llenaba todas las canchas, y cuando se jugaba en el viejo estadio de Guido y Sarmiento, cada presentación era una fiesta.
Desde ese momento a nuestros días he vivido todas y cada una de las campañas del Decano del Fútbol Argentino, con alegrías y tristezas, ascensos y descensos.
Muchos equipos han pasado en todos estos años, entre ellos el que comenzaron los técnicos López y Cavallero en 1978 y que luego siguió José Yudica, para alcanzar en primera división el título más importante de la historia, el torneo metropolitano en aquel memorable partido final en Rosario, que Quilmes ganó 3 a 2 con dos goles de Andreuchi y el restante de Jorge Gáspari.
En todos estos años, con tantos momentos de sinsabores y de alegrías, pude palpitar lo que significa seguir a una divisa futbolística, y poco a poco, por eso del "mal del sauce", que suele atrapar a quienes llegamos a una ciudad hecha de cara al río, me fui metiendo en lo que significa el mundo y el planeta Quilmes.
En tantos años, prácticamente se aprendió a vivir, sufrir, comprender, maldecir, en fin, vivir todos los sentimientos, ya sea siguiendo al equipo desde lo periodístico, hasta el último ascenso con el equipo de Gustavo Alfaro, por razones profesionales, para continuar los avatares desde la tribuna como un simpatizante más.
Hoy, las circunstancias determinan que Quilmes esté a dos fechas de un posible ascenso, con dos puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, All Boys, y tres, sobre el que viene luego, Instituto de Córdoba.
El Cervecero había tomado una buena distancia sobre sus perseguidores, sin embargo en las últimas fechas sufrió un peligroso quedo, que determinó el acercamiento de los citados. Vale aclarar que ya ascendió Olimpo y el segundo ascenso directo, prácticamente está entre Quilmes, All Boys e Instituto, faltando seis puntos para disputar.
Quilmes tendrá que visitar el sábado a Platense y cerrará su campaña recibiendo a Belgrano de Córdoba. All Boys visita a San Martín de Tucumán e Instituto a Unión de Santa Fe el sábado, y en la última fecha, los de Floresta reciben a Independiente Rivadavia de Mendoza y los cordobeses a Tiro Federal de Rosario.
Así las cosas, Quilmes sigue dependiendo de sí mismo para alcanzar el sueño de primera. Lógicamente, el quedo de estas últimas cuatro fechas -con 3 empates y una derrota- produjo la señal de alarma, como queriendo demostrar el Decano que está sintiendo los efectos de una campaña que se desató también en los últimos tiempos, que decía que todo estaba "arreglado" para el ascenso de Quilmes. De ser así, se está volviendo un karma para el sospechado.
Los rumores que circulan en el mundo Quilmes son de todo tipo, desde peleas entre jugadores, cortocircuito con el técnico, descompensación futbolística, falta de motivación, etcétera, hasta los múltiples comentarios de la gente, que a través de las audiciones partidarias se manifiestan con mucha bronca y preocupación.
Los hinchas hacen hincapié en otros tiempos y recuerdan la gran cantidad de finales perdidas en los 2000 -algunas de ellas precisamente con el rival de la última fecha, aunque esta vez el Pirata prácticamente no juega por nada-. Entonces, aparecen los fantasmas.
Para colmo el azar del fixture complica las cosas, porque el rival del sábado, Platense, se está jugando la permanencia, y para ello no puede perder un solo punto. Para colmo, también, su técnico es un viejo conocido de los quilmeños, Alberto Pascutti, el hombre que lo dirigió a Quilmes no hace mucho tiempo y que terminó por irse porque no le acompañaron los resultados, y lógicamente querrá tomarse revancha ante el club que lo catapultó a la consideración como jugador.
Para colmo también, valga la reiteración de los colmos, Quilmes llega a este partido "golpeado" por la inesperada derrota en el Centenario ante Ferro, un verde que no jugaba por nada, pero que tenía en su técnico, José María Bianco, también la apuesta de la revancha, porque Bianco dirigió a este equipo Cervecero en la primera rueda, sumando 31 puntos y siendo prácticamente "echado"porque esa cantidad de unidades no satisfacía los intereses y los deseos de los directivos.
Hoy, faltando dos fechas para el final, Quilmes, con el técnico Jorge Ghiso, sumó otros 31 puntos, es decir la misma cantidad del anterior... Como para decir que el drástico cambio de conductor sólo se podría justificar si el Cervecero gana sus dos próximos partidos, o sea sumaría 37 puntos, 6 más que el anterior, con el condimento del seguro ascenso.
Evidentemente, el mundo Quilmes vive una situación muy especial, que no debe sorprender a los que hemos seguido al equipo, a la institución, a los dirigentes, a los hinchas, en las últimas tres décadas y media.
Se han vivido situaciones similares por doquier. La incertidumbre, la incógnita como valor fundamental, se han apropiado nuevamente del planeta Quilmes, con toda la parafernaria de situaciones posibles. Hasta el nombre del árbitro que va a dirigir el sábado en Vicente López, Luis Alvarez, el mismo que lo dirigió contra el hoy "gran adversario" All Boys, oportunidad en la que otorgó un penal inexistente, que le dio la victoria al de Floresta, con el agravante de que los que conocen a Alvarez recuerdan que está ligado de alguna manera con All Boys, donde jugó en inferiores. Aunque este dato debería ser irrelevante, en el mundo Quilmes provoca escozor.
Con todos estos condimentos, con toda esta angustia, con toda la preocupación a cuestas, Quilmes va a Vicente López a buscar tres puntos que le den tranquilidad en este momento tan especial, y por supuesto, mirando de reojo lo que pase en Tucumán y en Santa Fe (todos los partidos son a la misma hora).
Siempre se habló de las patas de la mesa en estas instancias -directivos, jugadores, cuerpo técnico, hinchas- y habrá que esperar que todas puedan estar juntas, porque cualquiera que rompa esa unidad, llevará agua al molino equivocado y pondrá las cosas en situación mucho más dramática.
Quilmes tiene prácticamente asegurada la Promoción, como mal menor (para jugar con Central o Gimnasia) pero hoy por hoy, con una leve ventaja todaví, debe apostar al mejor de los destinos, en todo caso más que nunca porque en este planeta Quilmes, el lema es que siempre para gozar.... primero hay que sufrir.

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