Quilmes volvió a ganar de visitante, esta vez en Córdoba y no sólo bajó al líder Instituto sino que se quedó como único puntero, al menos hasta que San Martín de San Juan visite a All Boys (los cuyanos estrenan como técnico a Teté Quiroz).
El objetivo tan soñado de llegar bien arriba se logró, y de aquí en más viene lo mejor... y lo más difícil. Porque faltando 9 fechas, es decir 27 puntos, todos van a querer bajar al que manda.
De entrada nomás llega el clásico con Defensa, el sábado 3 de abril a las 17, en un partido que promete como nunca tener un estadio Centenario colmado.
Es de esperar que la gente entienda que éste es un torneo de largo aliento, donde lo importante es mantener el equilibrio, no sentirse defraudado cuando los resultados no acompañan y tampoco dejarse llevar por la euforia cuando se viven instancias como la actual.
En todo caso hay que ser reflexivos y pensar que faltan 9 finales, cinco en casa (Defensa, Tiro Federal, Independiente Rivadavia de Mendoza, el Ferro, que ahora dirige José María Bianco, y Belgrano) y cuatro afuera (Unión de Santa Fe, CAI de Comodoro Rivadavia, San Martín de Tucumán y el Platense del Beto Pascutti).
La ilusión está, y más allá de los sonados dichos de Anello -Quilmes llegó a la punta por méritos propios y no porque recibió ayuda- la realidad que es la única verdad invita a soñar. Lógicamente, sin relajarse, buscando el mejor equipo para cada instancia, y en este caso con tiempo de trabajo para llegar al partido con los Halcones lo mejor posible.
Hay una alegría palpable en la Ciudad Cervecero, pero con la experiencia vivida en tantas instancias similares, hay que ser mesurado y repitiendo a ese filósofo futbolero como Mostaza Merlo, debe irse paso a paso.
El objetivo tan soñado de llegar bien arriba se logró, y de aquí en más viene lo mejor... y lo más difícil. Porque faltando 9 fechas, es decir 27 puntos, todos van a querer bajar al que manda.
De entrada nomás llega el clásico con Defensa, el sábado 3 de abril a las 17, en un partido que promete como nunca tener un estadio Centenario colmado.
Es de esperar que la gente entienda que éste es un torneo de largo aliento, donde lo importante es mantener el equilibrio, no sentirse defraudado cuando los resultados no acompañan y tampoco dejarse llevar por la euforia cuando se viven instancias como la actual.
En todo caso hay que ser reflexivos y pensar que faltan 9 finales, cinco en casa (Defensa, Tiro Federal, Independiente Rivadavia de Mendoza, el Ferro, que ahora dirige José María Bianco, y Belgrano) y cuatro afuera (Unión de Santa Fe, CAI de Comodoro Rivadavia, San Martín de Tucumán y el Platense del Beto Pascutti).
La ilusión está, y más allá de los sonados dichos de Anello -Quilmes llegó a la punta por méritos propios y no porque recibió ayuda- la realidad que es la única verdad invita a soñar. Lógicamente, sin relajarse, buscando el mejor equipo para cada instancia, y en este caso con tiempo de trabajo para llegar al partido con los Halcones lo mejor posible.
Hay una alegría palpable en la Ciudad Cervecero, pero con la experiencia vivida en tantas instancias similares, hay que ser mesurado y repitiendo a ese filósofo futbolero como Mostaza Merlo, debe irse paso a paso.
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