REFLEXIONES... DESDE LA FELIZ

Mar del Plata vive este verano más que nunca su condición de lugar de vacaciones, con mayor presencia de turistas, el loquero del centro a la hora de estacional y una amplia cantidad de propuestas para todos los gustos.
Más allá de la crisis, de los dimes y diretes -si Cristina va o no a la China, algo que hoy publica el veterano cronista de Casa de Gobierno, Roberto Di Sandro, y que por la tarde parece desmentirlo la propia Cristina, acusando al vicepresidente Cobos de complicarle las cosas- la feliz tiene una gama de espectáculos para todos los públicos.
La obra con Antonio Gasalla -Más respeto que soy tu madre- supera todos los récords, encabezando las taquillas. Después aparecen Fantástica, con Carmen Barbieri, Santiago Bal y elenco, El año que viene a la misma hora, con Adrián Suar y Julieta Díaz, Baraka, con Gastón Leyrado, Dario Grandinetti, Hugo Arana y Jorge Marrale... etcétera.
Entre los espectáculos recomendables está la historia de la familia Galán, con el musical Pimpinela, la familia, con un gran despliegue de coreografía, actores, bailes, cantos, y una historia tan entrañabe como real.
Hay de todo y para todos. Desde Rumores, con Carlín Calvo y Andrea Frigerio, hasta obras con Zulma Lobato, Thorry, José Luis Gioia, Jorge Corona, etcétera.
Teniendo en cuenta que es un verano atípico, por el tema del Banco Central, el episodio Redrado, justicia, convocatoria del Congreso, se lleva la atención de los medios.
El amigo Osvaldo Beade, con su ojo clínico y su especial atención de las cosas que pasan, sabe leer entre líneas y comparar lo que ocurre con la actualidad, y las distintas respuestas. Así, me ha dejado pensando al tomar la tragedia de Haití, con su secuela de muertos, heridos, mutilados, etc, con el habitual desarrollo de los cruceros, que pasan por el lugar como quien está viendo una película catástrofe. Cuenta Osvaldo que mucha tripulación haitiana integra esos cruceros y se pregunta con qué sentimiento se puede trabajar en el crucero cuando hay parientes, amigos, conocidos o al menos compatriotas entre los afectados.
Así, Osvaldo recurre al Cambalache de Discépolo para repetir una letra que tiene actualidad siempre, con la Biblia junto al calefón.
Reflexiones de una tarde de lluvia primero y tibio sol después en la playa Varese de una ciudad feliz, que comenta la pelea entre Mirtha (Legrand) y el ministro quilmeño Aníbal Fernández, sí el mismo que le puso Ernesto a su perro por El Che y que dijo que no leyó El Dueño, de Luis Majul, porque él lee literatura...

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