Ya con un minuto de juego se vislumbraba lo que podía ser el partido. Entre uno que no quiso -Platense- y otro que no pudo -Quilmes- el cero a cero final fue un castigo y a su vez, un calificativo.
Porque Quilmes intentó pero tropezó con su falta de ideas ante un rival que se aferró al cero y que trató, al mejor estilo de su técnico Alberto Pascutti, de sumar, aunque sea de uno de visitante.
Mucha lucha, poco juego, muchas fricciones, roces, poco fútbol. Fue la imagen de un partido que transitó con pena y sin gloria, y que concluyó con un resultado exacto.
Porque si bien Quilmes buscó, no tuvo brújula para encontrar el mejor camino, y Platense dejó pasar los minutos, y como siempre ocurre en estos casos, al final, con el rival desorientado, apostó a algún error del rival para llevarse aún más de lo esperado.
No ocurrió eso y como dirían los viejos cronistas, todo terminó en un abúlico y amargo cero a cero.
Quilmes sigue sin contar con un generador de juego, un enganche que le dé mayor volumen de fútbol, y todos los que pasaron por ese eventual puesto no terminaron de rendir.
Hoy se apostó a Córdoba, que también defeccionó, como antes había pasado por Planté, López y tantos otros.
La pelota no le llegó nunca redonda a Facundo Sava, más peleado con la pelota, su marcador y sí mismo que nunca.
Se notó la ausencia del lesionado Lentini, porque Carrasco quiso pero también tropezó con la falta de claridad que mostró el equipo.
Es como que después de aquellas tres victorias seguidas, el freno de Ferro y este paso en falso con Platense, ponen una cuota de inquietud. Aunque estando tan cerca del receso -Quilmes juega su último partido en Córdoba con Belgrano el jueves- evidentemente la apuesta es lograr lo mejor dentro de lo posible en esta etapa, hoy tiene 31 puntos y por qué no soñar con los 34, recordando aquella visita a Mendoza con Independiente Rivadavia.
Después de Belgrano llegarán las vacaciones, léase receso, y en los primeros días de enero será la vuelta al trabajo, para encarar la segunda etapa con todo, donde se ponen en marcha las definiciones, pensando en el objetivo del ascenso.
Para eso habrá que planificar las cosas con criterio, apostando a sumar por lo menos los mismos puntos que ahora, y si es posible más, porque esta primera etapa demostró que para llegar a primera no alcanzan 30 puntos, y hay que pensar en 33 ó 34.
Así las cosas, al igual que el comienzo de esta rueda en casa, el último partido también fue un amargo cero a cero, dejando muchos interrogantes, que tendrán que responderse en la segunda etapa. Quizás, si de refuerzos se trata, haya que pensar en ese 10, enganche, generador de fùtbol, que Quilmes todavía no tuvo. ¿Llegará?
Porque Quilmes intentó pero tropezó con su falta de ideas ante un rival que se aferró al cero y que trató, al mejor estilo de su técnico Alberto Pascutti, de sumar, aunque sea de uno de visitante.
Mucha lucha, poco juego, muchas fricciones, roces, poco fútbol. Fue la imagen de un partido que transitó con pena y sin gloria, y que concluyó con un resultado exacto.
Porque si bien Quilmes buscó, no tuvo brújula para encontrar el mejor camino, y Platense dejó pasar los minutos, y como siempre ocurre en estos casos, al final, con el rival desorientado, apostó a algún error del rival para llevarse aún más de lo esperado.
No ocurrió eso y como dirían los viejos cronistas, todo terminó en un abúlico y amargo cero a cero.
Quilmes sigue sin contar con un generador de juego, un enganche que le dé mayor volumen de fútbol, y todos los que pasaron por ese eventual puesto no terminaron de rendir.
Hoy se apostó a Córdoba, que también defeccionó, como antes había pasado por Planté, López y tantos otros.
La pelota no le llegó nunca redonda a Facundo Sava, más peleado con la pelota, su marcador y sí mismo que nunca.
Se notó la ausencia del lesionado Lentini, porque Carrasco quiso pero también tropezó con la falta de claridad que mostró el equipo.
Es como que después de aquellas tres victorias seguidas, el freno de Ferro y este paso en falso con Platense, ponen una cuota de inquietud. Aunque estando tan cerca del receso -Quilmes juega su último partido en Córdoba con Belgrano el jueves- evidentemente la apuesta es lograr lo mejor dentro de lo posible en esta etapa, hoy tiene 31 puntos y por qué no soñar con los 34, recordando aquella visita a Mendoza con Independiente Rivadavia.
Después de Belgrano llegarán las vacaciones, léase receso, y en los primeros días de enero será la vuelta al trabajo, para encarar la segunda etapa con todo, donde se ponen en marcha las definiciones, pensando en el objetivo del ascenso.
Para eso habrá que planificar las cosas con criterio, apostando a sumar por lo menos los mismos puntos que ahora, y si es posible más, porque esta primera etapa demostró que para llegar a primera no alcanzan 30 puntos, y hay que pensar en 33 ó 34.
Así las cosas, al igual que el comienzo de esta rueda en casa, el último partido también fue un amargo cero a cero, dejando muchos interrogantes, que tendrán que responderse en la segunda etapa. Quizás, si de refuerzos se trata, haya que pensar en ese 10, enganche, generador de fùtbol, que Quilmes todavía no tuvo. ¿Llegará?
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