LEY DE MEDIOS

El próximo viernes 9 de octubre no será un día más, porque el Senado de la Nación se apresta a aprobar la nueva ley de servicios audiovisuales, conocida como ley de medios, una iniciativa que llegó del Poder Ejecutivo para sustituir la vieja norma que viene de la dictadura.
El régimen generó todo tipo de discusiones, a favor y en contra, dividiendo las aguas entre los medios.
Se debatió en Diputados primero, con extensas audiencias previas en el Anexo, y pasó al Senado, donde el oficialismo espera aprobar la ley, con 167 artículos, sin modificaciones para la pronta promulgación del Ejecutivo. La oposición -a diferencia del paso en Diputados en que no estuvo en el debate en particular- ha dicho que asistirá a la discusión en la Cámara Alta y que peleará las modificaciones a los artículos más conflictivos hasta las últimas consecuencias. Sobre todo, espera la oposición lograr modificar el artículo referido a la autoridad de aplicación y a la disposición de un año para que las empresas que tengan más medios que los autorizados se desprendan de ellos. La oposición apunta a que sean tres o más años.
Así las cosas, la sesión se anuncia áspera, dura, con términos fuertes y donde finalmente los números dirán el resultado. Se repite que el oficialismo cree contar con los votos para sancionar la ley en general y en particular, sin cambiar un ápice como se pide desde el Ejecutivo.
Si eso ocurre, entonces el país tendrá nueva ley de medios, con la cuota de incertidumbre que generará el futuro en este ámbito.
El oficialismo asegura que de esta forma se amplía la libertad de prensa y de expresión en el país, y que los medios se repartirán más democráticamente, evitándose la proliferación de monopolios.
La oposición sostiene que no tiene fundamentos para justificar esa apreciación, porque se basa en los hechos del pasado, sobre todo por lo que pasa en Santa Cruz, donde los medios son dirigidos por el oficialismo nacional y donde la libertad de expresión prácticamente no existe.
En este sentido, se dice que la nueva norma facilitará que los amigos del poder, es decir, del kirchnerismo se puedan quedar con los más apetecibles.
Habrá que estar atento, controlar las cosas y jugar todas las cartas, si sale la ley tal cual está, para que no se utilice la trampa para encubrir males mayores, esto es, sacarse de encima monopolios, con el grupo Clarín a la cabeza, para dejar venir a otros, con los empresarios kirchneristas al frente.
Víctor Hugo Morales, el periodista uruguayo que tanto prestigio ganó en el país y que mantiene una posición independiente desde siempre, hasta el punto de criticar al propio medio en el que trabaja, Radio Continental, con el grupo español Prisa, se ha manifestado repetidas veces a favor de la ley y la ha considerado como una buena nueva. Es una opinión más que respetable, a tener en cuenta y que merece ser tenida en cuenta. En todo caso, vale para quienes pensamos que puede ser un arma para el oficialismo para concentrar el poder de los medios en su seno.
En base a esa opinión, habrá que estar alerta, y controlar todos los desbordes. El periodismo es una herramienta para que el pueblo, el soberano, sepa lo que pasa.
No gustó, por ejemplo, que el velatorio de Mercedes Sosa fuese trasmitido el sábado a la noche, con la llegada de la presidenta al Congreso después del partido Boca-Velez y antes de Lanús-Godoy Cruz (encuentro que comenzó media hora más tarde por tal motivo). Algunos dicen que esa puede ser la punta de un iceberg. Ojalá no sea así y que la libertad, la plularidad, la trasparencia, etcétera, que tanto se pregona sea una realidad.
Porque hemos vivido tantas cosas confusas y preocupantes, entonces hay que ser cautos y tomar las cosas con beneficio de inventario. Nadie niega que se necesita una nueva ley, tampoco se puede estar en contra de un régimen que tenga en cuenta a la ONG, cooperativas, etcétera. Pero...siempre hay un pero para no ser sorprendidos en la buena fe. Ojalá sepan los legisladores producir la mejor norma posible, para beneficios de todos y no para el rédito de unos pocos.

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