Se cumplen hoy 26 años de la vuelta de la democracia. Aquel 30 de octubre de 1983 el pueblo argentino volvía a expresarse en las urnas, con el triunfo del líder radical, Raúl Alfonsín, sobre el candidato justicialista, Italo Luder.
El país regresaba a decidir su destino, por el voto popular, después del oscuro proceso de reorganización nacional, que encerró una terrible dictadura, con el saldo de miles de desaparecidos, torturados y asesinados.
La democracia está cumpliendo 26 años -el próximo 10 de diciembre se recordará precisamente la asunción del presidente Alfonsín- y sin duda hay muchas materias pendientes tras este período.
Se puede decir que el sistema "está en pañales", debiendo recorrer un largo camino que lo lleve al crecimiento y a su fortalecimiento. De todas maneras, con todas sus imperfecciones, sigue siendo el mejor.
Estará en todos nosotros, y sobre todo en los líderes y representantes políticos, la necesidad de aunar esfuerzos para ese objetivo, más allá de las diferencias políticas. Porque un país, que quiere caminar hacia el honroso destino de Nación, requiere hoy más que nunca que se dejen de lado las mezquindades y se apuesta al bienestar de todos.
En ese sentido, nuestros representantes deben entender que su rol es servir a la patria, en beneficio de los ciudadanos y no en el provecho propio.
El día en que todos lo entiendan y tiren para el mismo lado podremos ir construyendo el país que soñaron nuestros próceres.
Mientras tanto, recordemos con mucha emoción esta fecha porque nos aleja cada vez más de los "iluminados" que no entienden la misión de conducir un país, con las riquezas materiales y humanas que tiene el nuestro.
Fortalezcamos cada día la democracia, reguémosla con más democracia, la única manera posible de encaminarnos al destino de grandeza que merece la Argentina.
El país regresaba a decidir su destino, por el voto popular, después del oscuro proceso de reorganización nacional, que encerró una terrible dictadura, con el saldo de miles de desaparecidos, torturados y asesinados.
La democracia está cumpliendo 26 años -el próximo 10 de diciembre se recordará precisamente la asunción del presidente Alfonsín- y sin duda hay muchas materias pendientes tras este período.
Se puede decir que el sistema "está en pañales", debiendo recorrer un largo camino que lo lleve al crecimiento y a su fortalecimiento. De todas maneras, con todas sus imperfecciones, sigue siendo el mejor.
Estará en todos nosotros, y sobre todo en los líderes y representantes políticos, la necesidad de aunar esfuerzos para ese objetivo, más allá de las diferencias políticas. Porque un país, que quiere caminar hacia el honroso destino de Nación, requiere hoy más que nunca que se dejen de lado las mezquindades y se apuesta al bienestar de todos.
En ese sentido, nuestros representantes deben entender que su rol es servir a la patria, en beneficio de los ciudadanos y no en el provecho propio.
El día en que todos lo entiendan y tiren para el mismo lado podremos ir construyendo el país que soñaron nuestros próceres.
Mientras tanto, recordemos con mucha emoción esta fecha porque nos aleja cada vez más de los "iluminados" que no entienden la misión de conducir un país, con las riquezas materiales y humanas que tiene el nuestro.
Fortalezcamos cada día la democracia, reguémosla con más democracia, la única manera posible de encaminarnos al destino de grandeza que merece la Argentina.
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