LA HORA DE LA DEMOCRACIA

En democracia, el día del voto es más que importante. Porque el sistema, que ya lleva casi 26 años ininterrumpidos, funciona mucho más cada vez que el pueblo tiene la posibilidad de expresarse.
El domingo 28, entonces, será una oportunidad propicia para demostrar que el sistema funciona. Lógicamente, con edad adolescente, la democracia tiene sus bemoles.
Alguno puede estar preocupado por esta campaña tan mediática, que se ha caracterizado por expresiones fuera de lugar y algunas algo extremistas, pero debe entenderse que son los pecados propios de la adolescencia. Adolecer significa padecer, y esta democracia sufre los efectos de los pocos años de vigencia, pero como decía Bartolomé Mitre, las heridas de la democracia sólo se curan con más democracia.
Y ese es el valor más importante que debe tenerse en cuenta de cara a los comicios del domingo. El pueblo, cualquiera sea el destino de su voto, debe dar una lección de civismo, y no dar al comicio dramatismo, porque es una herramienta propia del sistema.
Quizás se le haya dado a las elecciones un dramatismo innecesario, sobre todo porque se trata de comicios de medio término, legislativas, donde lo que corresponde es renovar las Cámaras, a nivel nacional, provincial y municipal.
Quienes han puesto las cosas como si se tratara de una cuestión de vida o muerte, se equivocan. Entender estas elecciones de esa manera, resulta algo equivocado.
Ojalá que todos entiendan que este comicio es simplemente un escalón más del sistema, y que el domingo se festeje que la democracia sigue consolidándose.
En todo caso, el famoso 29 de junio debe ser el día del punto de partida del consenso y del encuentro para que todas las fuerzas políticas se acerquen, pensando en el bien superior, que es el país.
El Congreso deberá retomar el protagonismo, ese que adquirió a raíz del choque entre el gobierno y el campo por las retenciones. Todos los bloques deben buscar consensos para tratar los temas esenciales. Recién en diciembre los elegidos podrán incorporarse a los cuerpos legislativos, por lo que el mientras tanto, es decir, casi seis meses, deberá ser de consensos, encuentros, y fundamentalmente, poner a la República en marcha para que todo el pais gane en crecimiento.
En todo caso, tendrá que ser la patria la que deje de lado los egoísmos, los personalismos, la crispación, para que algún día, como aquel poema de Augusto Tamayo Vargas se pueda proclamar con todo entusiasmo que existe enorme "esperanza en los días que vienen".

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