Dicen los libros del fútbol que si uno no quiere y el otro no puede, generalmente el Cero se transforma en un calificativo. Así fue el empate en el Centenario entre Quilmes y la modesta Comisión de Actividades Infantiles (CAI).
Los dos aburrieron, con un primer tiempo paupérrimo y un leve repunte del Cervecero en el complemento que no le alcanzó para quedarse con los tres puntos. Apenas un remate desviado de Diego García, un cabezazo de Morales tras un centro del retornado Marclay, una pelota en el madero que luego desperdició Morales y un cabezazo de Olivares que pasó cerca dejaron la sensación que el equipo de José María Bianco pudo quedarse con la victoria. Pero en fútbol, palabra de Perogrullo, los goles no se merecen y si no se hacen terminan "coronando" un partido para el bostezo, como éste, con los gritos finales de los poquitos hinchas del local y el trillado "que se vayan todos".
Bianco tiene trabajo para rato a fin de sacar del pozo a esta suma de voluntades, porque si bien no se juega por nada, por lo menos vale la pena sumar para mejorar el promedio y no tener problemas en el próximo torneo.
Por ahora, todo es oscuro en el Cervecero, que tuvo intenciones individuales pero fracasó en el sentido de equipo, aburriendo y sacando de quicio a los hinchas, vale repetirlo, muy poquitos.
Diego García se cansó de jugar para él y después de su enésimo intento de jugada individual, que terminó en las manos del arquero de la CAI, pareció que el técnico se cansó de su terquedad y decidió cambiarlo.
El ingreso de Marclay quizás haya sido lo único rescatable del equipo local, porque el Pájaro volvió a jugar después de muchísimo tiempo y cumplió una tarea aceptable, incluido un excelente centro a la cabeza de Morales, que empalmó a quemarropa y contuvo en forma excelente el arquero.
De cara al futuro es válida la preocupación, máxime porque el próximo rival es Atlético Tucumán en el estadio del norte, ante una multitud y con las ganas de ascenso del Decano del "jardín de la República", que supondrá que Quilmes puede ser apenas un trámite en esta ocasión. Pero esto es fútbol: entonces, por qué no soñar que a diferencia del encuentro ante Chacarita, Quilmes está en condiciones de provocarle un susto al segundo del torneo. PD: soñar no cuesta nada.
Los dos aburrieron, con un primer tiempo paupérrimo y un leve repunte del Cervecero en el complemento que no le alcanzó para quedarse con los tres puntos. Apenas un remate desviado de Diego García, un cabezazo de Morales tras un centro del retornado Marclay, una pelota en el madero que luego desperdició Morales y un cabezazo de Olivares que pasó cerca dejaron la sensación que el equipo de José María Bianco pudo quedarse con la victoria. Pero en fútbol, palabra de Perogrullo, los goles no se merecen y si no se hacen terminan "coronando" un partido para el bostezo, como éste, con los gritos finales de los poquitos hinchas del local y el trillado "que se vayan todos".
Bianco tiene trabajo para rato a fin de sacar del pozo a esta suma de voluntades, porque si bien no se juega por nada, por lo menos vale la pena sumar para mejorar el promedio y no tener problemas en el próximo torneo.
Por ahora, todo es oscuro en el Cervecero, que tuvo intenciones individuales pero fracasó en el sentido de equipo, aburriendo y sacando de quicio a los hinchas, vale repetirlo, muy poquitos.
Diego García se cansó de jugar para él y después de su enésimo intento de jugada individual, que terminó en las manos del arquero de la CAI, pareció que el técnico se cansó de su terquedad y decidió cambiarlo.
El ingreso de Marclay quizás haya sido lo único rescatable del equipo local, porque el Pájaro volvió a jugar después de muchísimo tiempo y cumplió una tarea aceptable, incluido un excelente centro a la cabeza de Morales, que empalmó a quemarropa y contuvo en forma excelente el arquero.
De cara al futuro es válida la preocupación, máxime porque el próximo rival es Atlético Tucumán en el estadio del norte, ante una multitud y con las ganas de ascenso del Decano del "jardín de la República", que supondrá que Quilmes puede ser apenas un trámite en esta ocasión. Pero esto es fútbol: entonces, por qué no soñar que a diferencia del encuentro ante Chacarita, Quilmes está en condiciones de provocarle un susto al segundo del torneo. PD: soñar no cuesta nada.
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