QUILMES, UNA VICTORIA CON MUCHA CRITICA

El mal tiempo y la amenaza de temporal, que finalmente no se dio, determinó que la decisión fuera ver el partido desde la platea. Dejar el habitual sentimiento tribunero y convertirse en un espectador de ese mundo tan especial de los señores, que sentados en sus butacas asisten al partido con un espíritu de crítica que supera todo lo imaginable.
El introito vale para decir que Quilmes le ganó con toda justicia a Tiro Federal con el gol de Gustavo Reggi a los 22 minutos del primer tiempo, merced a un centro de Carretero que el goleador cabeceó ante la mala salida del arquero visitante (un remedo de Chocolote Baley).
Quilmes se pareció mucho a aquél que le ganó a Platense hace unas semanas, porque ganó con un resultado ajustado pero debió ganar por mayor diferencia. Fueron demasiados los goles que perdió el local, y por eso al final quedaron flotando los fantasmas que en el caso del partido con Almagro provocaron la pérdida de dos puntos sobre el final.
Pero, más allá del resultado, que sirve para que el técnico Alberto Pascutti pueda respirar tranquilo... una semana más -el sábado se juega el clásico con Defensa y Justicia en Varela- quedó una sensación agridulce por haber vivido el encuentro desde ese mundo tan particular, que es la platea.
Porque fue una suma permanente de críticas, desde el técnico hasta el arquero, nadie se salvó del humor ácido del hincha, que atacó a los pibes, cuando se excedían en los firuletes -léase Juan Olivares al principio, Diego García después- o a los grandes, con los desacoples de Almada, Fassi y Herbella, más el peculiar momento por el que está pasando el arquero Pontiroli.
Al final el hincha, que siempre quiere ganar, festejó el ajustado triunfo, pero atrás quedaron todos los goles perdidos (igual que con Platense o con Almagro), como los dos de Olivares, los de Moralez, Diego García... Fueron tantas oportunidades desperdiciadas que se justificaba el temor del final, por aquello de que el 1 a 0 es el peor resultado.
Ganó el Cervecero después de unos días complicados, tras la derrota en Rafaela -el santafesino hoy fue goleado por Ferro en Caballito, para demostrar que es un torneo muy irregular este Nacional B- y el técnico, que sufrió una penosa conjuntivis, padeció más de la cuenta. Porque la gente se la tomó con él, digamos el plateista en particular, con críticas que se renovaron con los cambios, sobre todo cuando ingresó González Bordón por el lesionado Olivares.
Quilmes tendrá de aquí en más todos partidos bisagra, donde deberá sumar la mayor cantidad de puntos posibles para estar en la conversación de los cuatro primeros. No será fácil la cuesta, pero siempre las victorias sirven para tranquilizar las aguas y esperar el futuro con otro rostro. Lógicamente, todo dependerá de lo que pase el sábado en Varela. Por ahora, la victoria vale y habrá que disfrutarla, porque en fútbol todo pasa rápido, Pascutti y los jugadores lo saben sobremanera. Máxime cuando el examen se toma desde el rigor de la platea.

PD. Un proceso con objetivos sólo se puede desarrollar con todas las patas de la mesa tirando para el mismo lado (dirigentes, cuerpo técnico, jugadores, hinchas). Si la platea califica de "tribunero" al técnico Pascutti, critica las manos de Pontiroli, se enloquece con las lagunas de Almada -hasta se puede pensar que el jugador se fue centralizando para no escuchar las puteadas-, vitupera a los pibes, porque Juan (Olivares) pierde en los mano a mano con el arquero de Tiro o Diego García quiere hacer firuletes, le salgan o no, o a los grandes porque Moralez intenta liberarse de la marca y recibe las caricias o Reggi sufre los controles de los defensores rivales, a veces no demasiado ortodoxos, etcétera, etcétera, evidentemente las cosas no van por la misma senda.
Y si Pascutti, cuidando el 1 a 0 -que sigue siendo el peor resultado-, ante la salida de un volante lesionado (Olivares) apuesta a un zaguero como González Bordón -se supone lo que hubiera pasado si Tiro de casualidad empataba, como ocurrió con Almagro- recibe los calificativos más horrorosos, desde "cagón" hasta lo imaginable, sin duda lo antedicho vuelve a tener vigencia.
Así las cosas, se ganó, el resultado que se esperaba, por más que haya sido, como siempre en el mundo Quilmes, con sufrimiento. Ahora toca Defensa, hay tiempo para entrenar como corresponde y esperar que lejos de las interminables críticas de los hinchas, los de la platea en estereofonía, y en la soledad del hecho de ser visitante-visitante en el Tomaghello, empiece una etapa definitiva de recuperación.

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