El escritor y docente, de la Universidad Nacional Quilmes y de la Universidad de Buenos Aires, Nicolás Casullo falleció a los 64 años. Con su partida nos deja el artífice de una obra dedicada a repensar la función del lenguaje y las palabras, así como para desarrollar una crítica cultural que puso en cuestionamiento los paradigmas dominantes de la sociedad contemporánea.
Casullo era un militante de la palabra, un intelectual ligado al grupo Carta Abierta, que defendió los postulados de la presidenta Cristina Kirchner en el conflicto con el campo.
El escritor tuvo un compromiso social y político en los 70 que lo obligó al exilio, habiendo vivido en Cuba, Venezuela y por último en México, desde donde regresó al país en el año 83.
El filósofo José Pablo Feinmann recordó que en el último libro de Casullo, llamado "Las cuestiones" el autor abordó el tema de la violencia a partir de una carta del filósofo Oscar del Barco que golpeó mucho entre la intelectualidad porque planteaba el no matarás como eje de la discusión, un tema que retoma y desarrolla aún más.
Casullo ganó el premio Konex en el 2004 y fue un defensor de lo que llamaba crítica de la sospecha o la crítica radical, encarnada por Rousseau, Karl Marx, Sigmon Freud, Nietzsche, Georgy Lukacas, Karl Kraus, Theodor Adoro, la Escuela de Frankfurt y gran parte del romanticissmo.
Era profesor titular e investigador de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes de las cátedras "Historia de las ideas modernas" e "Historia del arte". Gran parte de su obra la dedicó a cuestionar las investigaciones académicas acotadas, rutinarias y seriales, porque pensaba determinaban "la vejez de las antiguas posturas".
Fue director de la revista "Pensamiento de los confines", que lanzó en el 2006 y donde colaboraron Alejandro Kauffman, Matías Bruera, Ricardo Forster, Oscar del Barco, Gregorio Kaminsky, entre otros.
Su primera novela la escribió en 1965 y se titulaba "Para hacer el amor en los parques", y siguieron otras dos "El frutero de los ojos radiantes" y "La cátedra",
Casullo era un militante de la palabra, un intelectual ligado al grupo Carta Abierta, que defendió los postulados de la presidenta Cristina Kirchner en el conflicto con el campo.
El escritor tuvo un compromiso social y político en los 70 que lo obligó al exilio, habiendo vivido en Cuba, Venezuela y por último en México, desde donde regresó al país en el año 83.
El filósofo José Pablo Feinmann recordó que en el último libro de Casullo, llamado "Las cuestiones" el autor abordó el tema de la violencia a partir de una carta del filósofo Oscar del Barco que golpeó mucho entre la intelectualidad porque planteaba el no matarás como eje de la discusión, un tema que retoma y desarrolla aún más.
Casullo ganó el premio Konex en el 2004 y fue un defensor de lo que llamaba crítica de la sospecha o la crítica radical, encarnada por Rousseau, Karl Marx, Sigmon Freud, Nietzsche, Georgy Lukacas, Karl Kraus, Theodor Adoro, la Escuela de Frankfurt y gran parte del romanticissmo.
Era profesor titular e investigador de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes de las cátedras "Historia de las ideas modernas" e "Historia del arte". Gran parte de su obra la dedicó a cuestionar las investigaciones académicas acotadas, rutinarias y seriales, porque pensaba determinaban "la vejez de las antiguas posturas".
Fue director de la revista "Pensamiento de los confines", que lanzó en el 2006 y donde colaboraron Alejandro Kauffman, Matías Bruera, Ricardo Forster, Oscar del Barco, Gregorio Kaminsky, entre otros.
Su primera novela la escribió en 1965 y se titulaba "Para hacer el amor en los parques", y siguieron otras dos "El frutero de los ojos radiantes" y "La cátedra",
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