Ante el rumor del cierre de la Orquesta Académica del Teatro Colón, sus integrantes informaron que no sólo la orquesta sigue con su trabajo habitual impulsada por el propio gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dicen que les resulta preocupante la decisión de las autoridades de generar un proyecto tan semejante al ya existente, pero que contaría con promesas de recursos que les han sido negados durante los trece años de historia.
Agregan que no se puede olvidar las reiteradas oportunidades en las que se vio en riesgo la continuidad de la orquesta.
Es un hecho claro, afirman, que los integrantes de la Académica participan en ella fundamentalmente por la calidad del aprendizaje que les brinda, dado que las becas son mìnimas y congeladas hace seis años y todos saben el esfuerzo que cuesta sostener el nivel de excelecnia que se logró con tan escasos recursos.
Por eso, les resulta una verdadera provocación que la propia ciudad cree una orquesta paralela, con maravillosas promesas, intentando seducir al reducido número de instrumentistas que pueden acceder al nivel requerido.
Con este nuevo proyecto no se está formando ni estimulando a nuevos jòvenes músicos.
Eso sería imprescindible, ya que son los mismos músicos a los que se está haciendo elegir entre un proyecto u otro, lo que pone en serio riesgo la continuidad de la Académica.
No se estará frente a la estrategia de dejar morir a un organismo por falta de recursos sin necesidad de cerrarlo, creando paralelamente otro pero privatizado en sus reglas de juego, se preguntan.
También se preguntan si no será éste un experimento más para concretar el desguase del resto de los organismos culturales de la ciudad.
Concluyen diciendo que la Orquesta Académica del Teatro Colón pelea por su propia existencia, pero intentando ser punta de lanza en la lucha contra cualquier polìtica de abandono cultural.
Dicen que les resulta preocupante la decisión de las autoridades de generar un proyecto tan semejante al ya existente, pero que contaría con promesas de recursos que les han sido negados durante los trece años de historia.
Agregan que no se puede olvidar las reiteradas oportunidades en las que se vio en riesgo la continuidad de la orquesta.
Es un hecho claro, afirman, que los integrantes de la Académica participan en ella fundamentalmente por la calidad del aprendizaje que les brinda, dado que las becas son mìnimas y congeladas hace seis años y todos saben el esfuerzo que cuesta sostener el nivel de excelecnia que se logró con tan escasos recursos.
Por eso, les resulta una verdadera provocación que la propia ciudad cree una orquesta paralela, con maravillosas promesas, intentando seducir al reducido número de instrumentistas que pueden acceder al nivel requerido.
Con este nuevo proyecto no se está formando ni estimulando a nuevos jòvenes músicos.
Eso sería imprescindible, ya que son los mismos músicos a los que se está haciendo elegir entre un proyecto u otro, lo que pone en serio riesgo la continuidad de la Académica.
No se estará frente a la estrategia de dejar morir a un organismo por falta de recursos sin necesidad de cerrarlo, creando paralelamente otro pero privatizado en sus reglas de juego, se preguntan.
También se preguntan si no será éste un experimento más para concretar el desguase del resto de los organismos culturales de la ciudad.
Concluyen diciendo que la Orquesta Académica del Teatro Colón pelea por su propia existencia, pero intentando ser punta de lanza en la lucha contra cualquier polìtica de abandono cultural.
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