NOCHE DE LAS GUITARRAS

El viernes 13 de junio a las 21 en Casa de Arte Doña Rosa, Colón 279, Quilmes, será la gran velada de La noche de la guitarras, con la presentación, entre otros, de Alejandra Burgos, Julio Urruty, Gustavo Pometti, Julio César Vita, Marcelo Polli y Fernando Bellacobo.
Será un homenaje al noble instrumento musical, junto a intérpretes de alto vuelo artístico.
Y ya que de guitarra se trata, vale recordar aquella zamba "La guitarra perdida", con música de Ernesto Cabeza y letra de José Ríos.
Según refirió Cuchu Márquez, alguna vez el Chalchalero Juan Carlos Saravia recordó que la zamba nació cuando le robaron la guitarra del auto a Ernesto Cabeza. Cuando se enteró el poeta José Ríos, rápidamente compuso esta hermosísima zamba que expresa todos los sentimientos que Ernesto vivió a raíz de esa pérdida, por lo que significaba para él esa guitarra.
Agregó Juan Carlos Saravia que unos diez años más tarde, en ocasión de una presentación en Radio Splendid, después de una orquesta de tango, vio la guitarra de Ernesto y la reconoció. Fue a avisarle a Ernesto y cuando volvió la guitarra ya no estaba, había sido llevada por su nuevo dueño.
Quedó como profundo testimonio esta zamba, que sintetiza mejor que nadie el amor que tenía Cabeza por su guitarra.
Dice así: "Rama sonora/ donde han brotado mis sueños/ en tu tallo vengo a dejar/ el temblor de la nostalgia/ Quiero vivir en tu sentir/ de niña enamorada.
Dulce guitarra/ trasnochadora madera/ las estrellas del alba dirán/ de que nunca te he olvidado/ Gajo cantor, busco tu voz/ dolido y solitario.
En tu boca se ha quedado/ hecha zamba, mi vida/ ìntimo ser, que has de volver/ en música perdida.
Sola muy sola/ por huella desconocida/ mi guitarra triste andará/ en las noches del olvido/ Mi alma entrará buscàndola/ a todos los caminos.
Hoja dorada/ del árbol de mi añoranza/ por tu savia quiero subir/ a las flores del recuerdo./ Tierra y raíz, lento sufrir/ hundido en mi silencio".
En una de esas alguno de los guitarristas se atreve a recordar esta hermosa pieza de Cabeza y Ríos.

Comentarios