EL OBELISCO

El 23 de mayo de 1936 era inaugurado el Obelisco, sin duda el ícono de la Capital argentina, el centro de reunión político, social, económico y demás del país, un símbolo de Buenos Aires.
Se inauguró al cumplirse cuatro siglos de la primera fundación de Buenos Aires por Juan de Garay en 1536.
Hoy confluyen en el lugar tres importantes avenidas, como Diagonal Norte, 9 de Julio y Corrientes, y se supone que fue el sitio que eligió el adelantado Pedro de Mendoza para apoyar su lanza de desembarco.
De lo que sí se sabe es que donde hoy está el Obelisco se erigía antes la iglesia de San Micolás de Bari, luego demolida, en cuya torre flameó por primera vez en Buenos Aires la bandera azul y blanca creada por Manuel Belgrano.
Los egipcios fueron los que concibieron los obeliscos como monumentos a los dioses y eran monolíticos, sin embargo el Obelisco porteño es hueco, con una puerta de entrada una escalera de 342 peldaños y cuatro ventanas en la cúspide, y es un homenaje al progreso.
Tal como sucedió en París en 1889 con la Torre Eiffel el anuncio de la erección promovió en algunos repudio, especialmente entre los conservadores pero las protestas sólo sirvieron para acelerar la construcción.
Siguieron al pie de la letra el diseño del arquitecto Alberto Prebisch y trabajando a dos turnos diarios, los obreros de las empresas Siemens, Bawnion, Geope, Green & Bifinger lo levantaron.
Mide 87 metros de alturaa y 7 de base, pesa 170 toneladas y posee un pararrayos, y debajo corren dos líneas de subte superpuestas, la D y la C.
La obra fue dispuesta por el intendente Mariano de Vedia y Mitre y se inauguró el 23 de mayo de 1936 a las tres de la tarde, con la asistencia del presidente de la Nación, Agustín P. Justo.
El tiempo le dio la razón a los creadores, porque el Obelisco fue visto con buenos ojos y se constituyó en el gran punto de reunión de los argentinos que viven o llegan a Buenos Aires.

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