SIMPLEMENTE, JORGE CAFRUNE

Parece mentira, pero ya pasaron treinta años de aquel fatídico primero de febrero de 1978, cuando fallecía el cantante Jorge Cafrune, a raíz de un sospechoso"accidente" ocurrido cuando estaba realizando un homenaje al General San Martín, recorriendo a caballo la ruta a Yapeyú, la ciudad natal del Gran Capitán (ese año se cumplían dos siglos del nacimiento del Padre de la Patria).
Era pleno tiempo de la dictadura militar y seguramente Cafrune "molestaba" al régimen, por lo que siempre se dudó del accidente (fue atropellado por una camioneta manejada por un joven menor de edad, que conducía alcoholizado).
Yamila Cafrune, quien heredó la voz y la pasión artística de su padre, estudió abogacía y se recibió de letrada, buscando siempre una respuesta para conocer la verdad de aquel hecho, que quedó en la nebulosa, aunque siempre con el manto de la sospecha.
Cafrune había nacido en Perico del Carmen, provincia de Jujuy. Desde chico se alimentó con la veta folklórica, y antes de iniciarse como solista, integró dos recordados grupos, en ambos casos bajo la inspiración del maestro Ariel Ramírez: Las Voces del Huayra y Los Cantores del Alba.
Ya dedicado a cantar con su guitarra, fue forjando una enorme carrera, con una voz incomparable (seguramente su versión de Zamba de mi esperanza debe ser la mejor entre las muchísimas que existen del tema).
Su talento y su arte lo llevaron a España, donde cosechó igual éxito y desparramó su talento. Pero nunca olvidó sus raíces. Más allá de las recomendaciones y de los peligros que corría, en tiempos de la dictadura decidió volver a su patria, para rendir el citado homenaje a San Martín, que le costó la vida, vale reiterar en un sospechoso accidente.
Dejó su impronta, y como dice Yamila, su voz sigue escuchándose a través del tiempo, provocando esa emoción sin límites que Atahaulpa definía como libertad, la sagrada palabra.

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