EL ADIOS AL CHANGO NIETO






En coincidencia con el centenario del nacimiento de Atahualpa Yupanqui, el folklore perdió a una de sus voces más destacadas como el salteño Carlos El Chango Nieto, quien se instaló en La Plata en 1960 y se quedó para siempre en la ciudad de las diagonales.
El Chango tenía dieciséis años cuando llegó a la capital provincial. Venía a estudiar arquitectura, y terminó dominado por la voz de su tierra.
Lo escuchó Hernán Figueroa Reyes y lo impulsó a grabar su primer disco. Fue a Cosquín para ser revelación en 1965.
Con el bombo, una voz maravillosa y la pasión expresada en los ojos cerrados -seguramente era una fórmula para expresar un mayor sentimiento- fue gestando una carrera que se colmó de éxitos.
Pero no se quedó ahí. En los 60 y 70 el folklore tenía un vuelo propio, por lo que instaló en La Plata la peña La Viscachera, que se convirtió en el lugar ideal para que los artistas del país mostraran sus cosas. Por ahí, precisamente pasaron todos, tanto los salteños -nunca olvidó a su provincia y seguramente una de sus mejores interpretaciones fue Recuerdos Salteños... esa de "Renace con emoción/ el recurdo del ayer..."- como los que llegaban de todos los puntos del país.
El Chango formó una familia numerosa que supo mostrar desde La Plata el sabor de las raíces.
Una penosa enfermedad impidió que en el pasado festival de Cosquín recibiera un merecido homenaje (había organizado una fecha dedicada a su provincia y no pudo estar, su lugar lo ocupó el líder de los Chalchaleros, Juan Carlos Saravia, quien alertó a la concurrencia sobre la ausencia del Chango, porque estaba pasando un mal momento. Precisamente la multitud ovacionó a Nieto y le trasmitió su emoción por su signficado en la música nacional).
El Chango, como dijo el "quilmeño" Argentino Luna no se fue, estará siempre entre nosotros, con su voz y sus canciones. En todo caso se habrá ido a componer una zamba en el cielo junto a Jaime Dávalos, Hamlet Lima Quintana, el propio Jorge Cafrune y por qué no, don Ata.

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