QUILMES PERDIO EL INVICTO EN CASA

Alguien, con mucha ingenuidad, supuso que era un trámite. Pero volvió a mostrar el fútbol aquello de Panzeri, la dinámica de lo impensado, y en el Centenario, Quilmes dejó el invicto en casa ante el amigo Chicago.
No jugó bien el Cervecero, sobre todo en el complemento y terminó pagando caro el alto precio de los errores defensivos.
No fue la noche del equipo del doctor Fanesi, con fallas inusuales atrás que dejaron mucha preocupación en el público, que finalmente se retiró reprobando ruidosamente la actuación de un conjunto que estuvo a años luz de las últimas actuaciones.
Chicago, que jugó muchos minutos con un hombre de menos, supo ubicar los espacios, sacó provecho de las dudas del local y terminó cerrando un 3 a 1 tan justo como preocupante para el futuro del Decano.
No fue la tarde-noche de Quilmes, que de entrada nomás desperdició un penal vía Diego Ceballos, lo tiró al medio y el arquero se lució.
Fue el primer detonante de lo que sería una velada aciaga. Porque Chicago se atrevió entusiasmado por las fallas de la última línea quilmeña, y así lo aprovechó Hanuelpan para poner el 1 a 0.
Quilmes fue a buscar el empate y lo consiguió a través de Marclay. Parecía que podía ser la cuota de confianza necesaria para recuperar el juego. No fue así, y si bien Chicago se quedó con 10 por la expulsión de Nahuelpan, en el segundo tiempo dominó Quilmes pero careció de ideas para atacar. Muy errático en todas sus lineas, sin acertar en los pasos, reiterándose con los centros o los pretendidos desbordes que terminaban siempre en centros mal ejecutados.
El segundo gol de Chicago, anotado por Viturro tras un rebote que dio Pontiroli por un cabezazo de Cervera aumentó el nerviosismo del local. Los cambios no mejoraron a los dirigidos por Fanesi. Ni siquiera el Máquina Giampietri, que tuvo los minutos que tanto pedía, pudo modificar la historia y terminó diluyéndose en el descalabro general.
La defensa quilmeña siguió defeccionando, con desaciertos de Vidal Sosa y Walter García, que le valieron las tarjetas amarillas, y no podrán estar ante Defensa en Florencio Varela. Tampoco podrá jugar Musto, quien llegó a las cinco amarillas.
Quilmes trató de empatar pero equivocó los caminos. Dio siempre la impresión que si Chicago se lo proponía podía estirar las cifras, y llegó el golazo de Cervera, quien solo se las ingenió para enloquecer a toda la defensa cervecera.
Con el final, hubo una rechifla generalizada y la preocupación en todos. Este es un torneo larguísimo, a tal punto que con 12 fechas todavía no se cumplió la tercera parte. Esto significa que habrá muchísimos momentos como éste, donde habrá que poner las cosas en su lugar para recuperar el terreno y la confianza perdida.
Después de aquel partido en Tucumán ante el puntero, que pudo haber sido victoria pero terminó en derrota por las oportunidades perdidas, el equipo pareció sentir el golpe y mostró un rostro pálido y desdibujado.
Ahora habrá que encarar lo que viene, que es nada más ni nada menos que el mentado clásico, por lo menos de barrio, con Defensa y Justicia en Florencio Varela. El técnico Alberto Fanesi tendrá que realizar cambios obligados y fundamentalmente deberá recuperar el juego, que se perdió en este último encuentro, con llamativa expresión. Fallas en todas las líneas, desequilibrio, pases mal dados, desorientación fueron algunos de los puntos que mostró este Quilmes, y por supuesto la crítica de la hinchada que terminó reprobando estruendosamente al conjunto.
Lógicamente, el camino a recorrer es muy largo, pero este llamado de atención servirá para buscar respuestas, poner la pelota contra el piso y saber dónde se está parado. Ahora viene una prueba de fuego, no olvidemos que por primera vez en el torneo el equipo suma dos derrotas seguidas, aunque esta última mucho más dolorosa que la anterior, porque fue producto de una pésima imagen de equipo, esa que habrá que cambiar en el estadio varelense Tito Tomaghello si se quiere recuperar el terreno.
De todas maneras, faltando nada menos que 78 puntos en juego, no es cuestión de dramatizar, aunque un equipo que quiere ser protagonista no puede ni debe admitir actuaciones como esta, máxime en un Quilmes que llegó al Nacional B con la meta de volver rápidamente a Primera, con un descenso tan cantado que los hinchas se resignaron. Hoy no se perdona nada, hay poco interés por más que la campaña hasta ahora es aceptable, y con perfomances como la producida ante Chicago -no olvidemos que con el tema de no poder concurrir de visitante todo se disfruta o sufre de local (a pesar que por aquello de la amistad con el de Mataderos se escuchó bastante el grito del festejo por el primer gol de Nahuelpan)- es razonable que las exigencias sean cada vez mayores. En Quilmes, debe entenderse, los exámenes se dan todos los partidos. Por eso, se comprendió la reacción de los pocos que concurrieron en vísperas de elecciones al Centenario.

Comentarios