FUTBOL CINCO

El hincha de Quilmes todavía debe estar viviendo la tarde del sábado, porque en la memoria se hace difícil recordar cuánto hacía que el Decano no anotaba cinco goles en un partido. Lo sufrió Almagro, lo gozó el Cervecero.
La fórmula fue aprovechar al máximo las debilidades del rival, hay días en que todo se da para alcanzar un triunfo, y éste fue uno de ellos, porque increíblemente Almagro se quedó con diez muy pronto, porque tuvo que realizar todos los cambios en pocos minutos.
Así las cosas aparecieron los pibes. Quizás lo más destacado del triunfo haya sido el hecho de que por primera vez en mucho tiempo un equipo se conforma con muchos jugadores del Semillero, y si bien hay que tener paciencia y esperar, porque eso pasa casi siempre con los chicos, alguna vez se tenía que dar esta explosión.
Quilmes no empezó bien el Nacional B, tratándose de un equipo en armado, pero ha ido mejorando de a poco en cada presentación, y si bien no se puede tomar este cinco a cero como parámetro, genera una ilusión.
Lógicamente, en este comentario del fútbol sin visitantes y en el caso de Quilmes, con chicos del Semillero, las mejores páginas se las llevó Adrián Giampietri, el Máquina. Volvíó a jugar con la camiseta quilmeña como local y "la rompió". Fue artífice de los tres últimos goles, sobre todo el quinto, dando el pase medido a Raúl Gorostegui.
No se trata de alimentar demasiado las ilusiones en un torneo donde junto a Quilmes debe haber una decena de equipos con pretensiones. Lo importante es mantener el equilibrio, y pensar que paso a paso se puede ir generando las condiciones, por lo menos, para ser uno de los importantes animadores.
No debe pensarse que después de la goleada, se van a repetir las cosas en Mar del Plata, ante un rival muy difícil, con un gran plantel. De todas maneras, el impulso anímico que este triunfazo aporta vale para encarar el futuro con otro rostro. Como para tener esperanza en los día que vienen.

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