El cine sigue siendo un instrumento de cultura trascendente y cuando se puede apreciar una buena película sin duda eso se valora mucho más.
Es el caso de Tocar el cielo, el filme de Marcos Carnevale, con actuaciones memorables de China Zorrilla, Betiana Blum y el español Chete Lera en los papeles protagónicos, junto a la hispana Montsé Germán, Lidia Catalano, Facundo Arana en su primer protagónico en la pantalla grande.
A esto hay que sumar la excelente música de Lito Vitale, quien supo plasmar la idea musical que pergeñó el propio Facundo Arana.
La historia es tierna, sencilla y dramática a la vez, aprovechando al máximo esto de las coproducciones con la Madre Patria y poniendo el énfasis en historias paralelas con los once mil kilómetros que separan Buenos Aires de Madrid.
Ya Marcos Carnevale había movido y conmovido con Elsa&Fred, una historia de amor en la tercera edad, y ahora propone dar rienda suelta a los sueños, con los misterios incluidos, con esa ceremonia de los 31 de diciembre a las 12 de la noche de Buenos Aires y las cinco de la mañana de Madrid, en esa suelta de globos en destinos tan distantes.
El comienzo atrapa y a partir de ahí se van desarrollando las historias paralelas, con la ternura, el humor y el dramatismo que Carnevale no desdeña.
Los contrapuntos están presentes en todo momento, ese juego tan particular de la vida y la muerte que a todos los seres humanos se nos plantea en todo momento y por doquier.
El propio cierre es una muestra elocuente de ese lenguaje, porque el llanto de un niño puede superar las distancias y vencer a la muerte.
Hay muchos temas en esta película en la que el espectador podrá disfrutar de un cine argentino que está más vivo que nunca y que sigue ofreciendo material de nivel internacional.
Es el caso de Tocar el cielo, el filme de Marcos Carnevale, con actuaciones memorables de China Zorrilla, Betiana Blum y el español Chete Lera en los papeles protagónicos, junto a la hispana Montsé Germán, Lidia Catalano, Facundo Arana en su primer protagónico en la pantalla grande.
A esto hay que sumar la excelente música de Lito Vitale, quien supo plasmar la idea musical que pergeñó el propio Facundo Arana.
La historia es tierna, sencilla y dramática a la vez, aprovechando al máximo esto de las coproducciones con la Madre Patria y poniendo el énfasis en historias paralelas con los once mil kilómetros que separan Buenos Aires de Madrid.
Ya Marcos Carnevale había movido y conmovido con Elsa&Fred, una historia de amor en la tercera edad, y ahora propone dar rienda suelta a los sueños, con los misterios incluidos, con esa ceremonia de los 31 de diciembre a las 12 de la noche de Buenos Aires y las cinco de la mañana de Madrid, en esa suelta de globos en destinos tan distantes.
El comienzo atrapa y a partir de ahí se van desarrollando las historias paralelas, con la ternura, el humor y el dramatismo que Carnevale no desdeña.
Los contrapuntos están presentes en todo momento, ese juego tan particular de la vida y la muerte que a todos los seres humanos se nos plantea en todo momento y por doquier.
El propio cierre es una muestra elocuente de ese lenguaje, porque el llanto de un niño puede superar las distancias y vencer a la muerte.
Hay muchos temas en esta película en la que el espectador podrá disfrutar de un cine argentino que está más vivo que nunca y que sigue ofreciendo material de nivel internacional.
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