HOMENAJE A ANGELELLI

El 4 de agosto se cumplen 31 años del trágico fallecimiento del Obispo de La Rioja, Monseñor Enrique Angelelli.
Por tal motivo, las Madres de Plaza de Mayo han previsto la realización del tradicional Vía Crucis denominado "Camino del dolor y la esperanza del pueblo riojano".
Angelelli estaba investigando la desaparición de dos monjas francesas, en tiempos de la dictadura militar, y el automóvil en el que viajaba sufrió un accidente muy sospechoso, con el reventón de un neumático que derivó en su muerte. También regresaba del homenaje a los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville, también víctimas de la represión. Si bien en ese tiempo se habló de accidente, las investigaciones prácticamente demostraron que se trató de un atentado.
Las Madres han invitado a adherir a los homenajes al Obispo a fin de "recordar, meditar y tener presente el mensaje" de Angelelli. En las distintas estaciones del Vía Crucis se medita sobre la vida, pastoral, persecución y muerte del prelado, como así también se reflexiona sobre la vigencia de su mensaje.
Una de las riojanas que integran las Madres de Plaza de Mayo, Marcela Brizuela de Ledo afirmó que "cuando monseñor vino a La Rioja dijo que venía a servir y no a ser servido, y así fue su vida de pastor".
Ledo remarcó la necesidad de "rescatar ese mensaje y su ejemplo, siempre buscando la unidad, el respeto por los derechos humanos y la igualdad de oportunidades".
Angelelli, vale repetirlo, murió cuando el vehículo que conducía por la ruta naconal 38 volcó en confusas circunstancias a la altura del paraje Punta de los Llanos aquel 4 de agosto de 1976.
La Justicia federal investiga el hecho y días pasados se negó a ser indagado el ex jefe del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benajamín Menéndez en el marco de la causa.
Quien suscribe este homenaje y este recuerdo tuvo oportunidad de entrevista a monseñor en La Rioja a principios de los 70 y nunca olvidará una expresión con la que marcó las diferencias entre la Buenos Aires macrocefálica y el interior del país, en tiempos en que las diferencias sociales eran muy marcadas, no debiéndose olvidar que en esos tiempos comenzaba a aparecer un ignoto gobernador que imitaba a Facundo Quiroga con sus patillas: ustedes, los porteños tienen luz de mercurcio en los ojos y asalfo en el corazón, precisamente esa frase fue la que sirvió de título de la nota que en aquella época publicó el periódico "América", de la ciudad bonaerense de Banfield.

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